Más de cuatro años han estado los murcianos esperando que llegase este día. El reloj de la cultura parecía no solo detenerse, sino incluso retrasarse un poco más cada vez que se anunciaba una fecha de apertura para el Teatro Romea, e inexorablemente esta se incumplía por motivos técnicos. Pero esta demora de proporciones kafkianas llegó ayer a su fin: el Teatro Romea ha vuelto a abrir sus puertas más joven que nunca pese a sus 150 años de historia.

El teatro vivió anoche otro de sus muchos llenos. Las entradas para la gala benéfica Murcia, con Proyecto Hombre, que tuvo el honor de inaugurar el Romea tras la rehabilitación que ha mantenido sus puertas cerradas desde noviembre de 2007, se agotaron en menos de un día.

Entre los asistentes, personalidades ilustres del mundo de la política, el espectáculo o los altos estamentos eclesiásticos y empresariales; pero también centenares de ciudadanos de a pie, aficionados a la música, a las tablas, a la danza, a la cultura en definitiva, que no se quisieron perder esta cita.

«Ya era hora de que lo abriesen, Murcia se merece tener este teatro», contaban ayer Carmita, Mercedes y Rosa, tres amigas que no quisieron faltar a la cita. «Ya casi habíamos olvidado que era una preciosidad. Lo encuentro muy cambiado. Huele a nuevo, como tiene que ser», añadía Carmita.

Entre los asistentes se mezclaba la novedad y el recuerdo. Casi todos coincidían en que estaba más o menos como ya lo recordaban, aunque con un lavado de cara importante. No en vano han cambiado las butacas, el parqué, el alfombrado y la iluminación, además de incorporar climatización para poder abrir todo el año, y de renovar el equipo escénico.

Lorenzo Píriz-Carbonell, director del teatro, se mostró «muy contento» por ver de nuevo funcionando el Romea. «Yo lo he visto reducido a piedra por dentro, así que volver a verlo así de bonito me hace mucha ilusión», confesó.

Tras un vídeo sobre Proyecto Hombre, los Parrandboleros fueron los encargados de abrir la gala, presentada por Igor Gómez, tocando temas archiconocidos como Si nos dejan o Bésame mucho, y cerrando su actuación con La parranda, que arrancó una ovación entre el respetable. A continuación, el Ballet Español de Murcia, dirigido por Carmen y Matilde Rubio, tomó las tablas con cuatro espectaculares coreografías que explotaron todo el potencial de la nueva iluminación del teatro. Para cerrar el acto, la Coral Discantus entonó los Cuadros murcianos y el Himno a Murcia compuestos por Emilio Ramírez.

Espectadores ilustres

Entre los asistentes a la inauguración, la quinta en la historia del teatro debido a los incendios y las rehabilitaciones, se encontraba el alcalde de Murcia, Miguel Ángel Cámara, que calificó el acto como «un éxito en el que han colaborado el Ayuntamiento, el Gobierno regional, CAM y la Fundación Cajamurcia». «Es un día para estar orgullosos y contentos –prosiguió–, ya que los murcianos tenemos otro lugar más donde disfrutar de actividades culturales».

Cámara añadió que el nuevo Romea «cuenta con un equipo escénico que pocos teatros de España tienen», y señaló que la gala benéfica es una muestra de que «toda la sociedad murciana se ha volcado con Proyecto Hombre».

El director de esta ONG en Murcia, Jesús Hernández, se mostró «muy agradecido por la respuesta del público, y alegre porque es un momento importante» para la cultura en la Región. La recaudación íntegra de la gala, que se estima en unos 26.000 euros (aunque Hernández señaló que con los donativos voluntarios «se puede llegar a 30.000»), va a parar a esta organización dedicada a luchar contra la drogadicción.

No fueron los únicos personajes importantes que acudieron a la inauguración. Allí estuvieron también el obispo de Cartagena, José Manuel Lorca Planes; consejeros del Gobierno regional como José Ballesta o Antonio Sevilla; concejales del ayuntamiento murciano como Rafael Gómez o Ana Martínez Vidal; o el presidente del BMN, Carlos Egea, entre otros.

El que no apareció por allí fue Miguel del Toro, responsable de una de las empresas que realizaron la obra de rehabilitación del teatro, que se encuentra envuelto en una disputa legal con el Ayuntamiento por el cobro de la obra. Preguntado al respecto, Cámara señaló que no le interesaba «en absoluto» este tema.

Fue el único borrón de una gala que sirvió como bienvenida (otra vez) a un viejo amigo al que toda Murcia ha echado de menos: el Teatro Romea.