­El padre del imaginero murciano Francisco Salzillo, Nicolás Salzillo, abandonó su tierra natal en 1699 para viajar hasta Murcia. Esa tierra no es otra que el pueblo napolitano Santa María Capua Vetere, lugar en el que hasta hace dos años no conocían la importancia de la obra del hijo del que fuera uno de sus habitantes.

El pintor murciano Zacarías Cerezo fue el encargado de llevar tal información hasta esta localidad italiana, consiguiendo despertar el interés por el legado del imaginero. Por ello, Walter Marino, historiador de arte y arqueólogo, visita estos días Murcia para estudiar las obras de Francisco Salzillo.

Es la segunda vez que viene a la Región y asegura que las esculturas de Salzillo le encantan. Además, «en Nápoles también hay mucha tradición de belenes y al ver el de Salzillo, encuentro muchas similitudes», añade Marino, quien asegura quedarse impresionado al ver los pasos que salen a la calle en la procesión de Viernes Santo.

Pero más allá de conocer a fondo la obra del imaginero murciano, Merino pretende conseguir que el hermanamiento de Capua y Murcia sean una realidad. Una idea perseguida igualmente por Cerezo, quien hace dos años consiguió que el alcalde del pueblo napolitano se reuniera con el de Murcia para comenzar a crear esos lazos de unión. Asimismo, el joven italiano, que trabaja como guía turístico en su país, apoya la idea de llevar a cabo intercambios culturales y turísticos, así como organizar viajes de estudios para que los estudiantes de Santa María Capua Vetere puedan venir a Murcia y conocer la obra de Salzillo y la ciudad que «es preciosa», tal y como destaca Marino.

Por su parte, Zacarías Cerezo, quien está muy unido a este pueblo italiano, cuenta con una sala de exposiciones con su obra en Santa María Capua Vetere y estaría encantado de que el hermanamiento entre ambas localidades fuese ya una realidad.