A modo de performance o acción callejera, equipados con cascos de obra, chalecos amarillos de emergencia, monopatines y rodilleras, una mesa como puesto de socorro y una zona de juegos infantiles. Así es como protestaron ayer en el puente Calatrava cerca de cien vecinos de los barrios de Vistabella y el Infante por el riesgo de caídas y resbalones que sufren a diario con motivo del estado de la pasarela.

«Por las mañanas con el relente y cuando llueve, el suelo es muy peligroso porque está muy resbaladizo», explicó Fernando Navarro, presidente de la Asociación de Vecinos de Vistabella, y añadió que además «hay muchas losas rotas con las que tropieza mucha gente y se corre el riesgo de que alguien se clave algún cristal».

Con pancartas como «El Ayuntamiento gasta 20.000 euros al año en reponer cristales», «No más caídas, queremos una solución ya», «Chapuza» o «Ayuda psicológica para cruzar el río», los viandantes reclamaron al ayuntamiento de Murcia que les busque una solución a este problema.

«Estamos hablando de un lugar por el que circulan personas mayores, muchos en silla de ruedas, niños y jóvenes en bicicleta, por lo que el estado del suelo es muy peligroso para ellos», insistió Navarro.

Pepita Muelas opina lo mismo. Esta vecina del barrio también quiso mostrar su descontento con la situación, porque -confesó- «camino con miedo por el puente». Otra ciudadana, Remedios Ramírez sí tuvo la mala suerte de caerse. «Me hice un rasguño, pero podía haber sido peor. Estoy totalmente de acuerdo con esta protesta. Este puente no sirve para nada, sólo es fachada para la gente que viene de fuera, pero para las personas que pasamos todos los días por aquí es un peligro», señaló la vecina.

No es la primera vez que los usuarios de esta infraestructura se quejan de esta situación. Desde su construcción, en 1999, han advertido a las autoridades de los desperfectos del puente y el peligro que supone para los viandantes. En 2006 se cerró la infraestructura para hacer algunos arreglos como soldar los cristales, se puso la barandilla lateral y se pintó la pasarela. «Pero el problema no se solucionó y de nuevo seguían las roturas y cristales por todo el suelo», aclaró el presidente de la Asociación de Vecinos de Vistabella.

Yeyo Sánchez es arquitecto y vecino del barrio y explicó, como profesional de la materia, que los vidrios del suelo no tienen suficiente espesor, «por lo que se rompen con facilidad». Para ello, añadió, «tendrían que poner unos cristales más resistentes y de un material que no resbale». Sánchez trasladó por escrito los peligros del puente al mismo autor de la pasarela, Santiago Calatrava. El conocido arquitecto le contestó hace un mes, fechado desde Zurich, diciéndole que se había puesto en contacto con el Ayuntamiento para hacerle saber del mantenimiento que tendría que llevar a cabo para evitar algún accidente en la infraestructura.

No es la primera queja que recibe una obra del arquitecto Calatrava. «El puente de Venecia también generó polémica», documentó Fernando Navarro.