La obra de Jesús Belmonte recoge en algo más de 300 páginas casi 400 años de historia, fe y arte del convento de Corpus Christi de Agustinas Descalzas, una de las señas de identidad urbana y espiritual de Murcia desde 1616.

A lo largo de cuatro siglos, en el mayor de los silencios, que sólo se interrumpe diariamente desde entonces por la melodía de las voces corales de las monjas, decenas de generaciones y varios centenares de mujeres han hecho realidad las palabras del salmista: «Mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos, porque estar en el umbral de tu casa es siempre mejor que habitar en los palacios». Mujeres de todas las condiciones y clases sociales han elegido, a lo largo de la historia, este convento como lugar y modo de vida basados en la oración y la contemplación, «desde la salida del sol hasta su ocaso».

Hora tras hora, día tras día, año tras año, ahuyentando su aparente monotonía con el gozo de la presencia cercana de Dios y de su Iglesia. Y la cercanía a toda la humanidad y a las personas concretas de Murcia que ayer y hoy siguen pidiéndoles: «¡Rece por mí, hermana, que tengo una situación complicada!», o a quienes cada tarde acuden a su iglesia para entrar con sus cantos litúrgicos en una dimensión intemporal.

Espiritualidad agustina

La vida contemplativa de las monjas de clausura ha suscitado en el resto de la sociedad mucho misterio y alguna admiración. Misterio por lo ´cerrado´, y admiración por su vida austera, por su renuncia radical a los bienes que la sociedad sitúa en los más altos lugares de la escala de valores. Y hoy más que nunca sin ser ´rara avis´, ajenas o enajenadas, sino mujeres de su tiempo, sencillas, formadas e informadas de cuanto ocurre. Eso les permite su carisma de intermediación.

Jesús Belmonte es el capellán del convento de Agustinas desde hace cuatro años y con este libro abre para todos las puertas del umbral de ese ´jardín de flores´ de la clausura, desvelando los ´misterios´ de esa casa de la fe que es el histórico convento de Agustinas. El libro es un documentado estudio en el que se da a conocer la espiritualidad agustina descalza, basada en la Regla de San Agustín y las Constituciones de Santa Teresa, fundada por el valenciano San Juan de Ribera a fines del siglo XVI. Entre sus páginas se despliega un relato histórico y artístico que muestra las dificultades iniciales del convento; la atención pastoral de tres obispos murcianos que lo eligieron como lugar de enterramiento; la visita de Isabel II; los afamados telares y taller de bordados de seda que puso en marcha la fundadora madre Mariana de San Simeón; la actividad educativa desde el comienzo; la ascética vida y obra de la escritora sor Juana de la Encarnación; la exitosa capilla musical de Santa Cecilia, que competía con la del Cabildo y de la que fue alumno nuestro compositor Fernández Caballero; la estrecha relación con la cofradía de Nuestro Padre Jesús; entre otras sorpresas que encontrarán quienes se acerquen a su lectura.

Relicario del arte

Y así hasta sufrir los desastres de la Guerra Civil española, que despojaron al convento de su historia documental y de las obras de arte. Nos cuenta Jesús Belmonte, entre otras muchas curiosidades, que el retablo con la escultura de Salzillo se salvó gracias a la pared con que fue tapiado y que el obispo Rojas en el siglo XVII regaló al convento una magnífica custodia que decenas de miles de personas hemos podido contemplar en la magna exposición Huellas, excelsa pieza de orfebrería elegida como portada del hermoso catálogo. Finalizada la guerra y mediada ya la década de los años cuarenta del siglo XX, la comunidad se va rehaciendo con las monjas que regresan y comienza otra nueva etapa del convento, en la que se aborda su restauración arquitectónica.

El libro de Jesús Belmonte es una gran ayuda para que el convento de Agustinas de Murcia siga siendo «el relicario del arte y la piedad» como lo ha definido el cronista oficial de la Diócesis, Francisco Candel Crespo, otro enamorado de esa santa comunidad de religiosas. Bienvenido sea este libro que, junto al que ultiman Julio Navarro, Ángel Peñalver y otros estudiosos sobre la vida y obra de sor Juana de la Encarnación, forman la antesala de ese IV centenario del convento de las Agustinas de Murcia, que no debemos dejar que pase desapercibido en el año 2016.