Una educación centrada en la persona, en su singularidad, que tengan la conciencia de pertenecer a una sociedad en la que deben implicarse y a la que puedan transmitir los valores que defiende el cristianismo. Estos son los tres pilares sobre los que el sacerdote Pedro Poveda fundó hace cien años la Institución Teresiana y que hoy, un siglo después, siguen estando vigentes. Loreto Ballester, la directora general de la Institución Teresiana, estará hoy en Murcia para impartir una conferencia que lleva por título ´La Institución Teresiana en el siglo XXI´ y en la que explicará los retos de la organización internacional en el futuro.

«Poveda creía que la educación es un factor de cambio continuo de la sociedad y sentimos que hoy, con la situación actual, sigue estando vigente este pensamiento», explica Ballester, responsable de una organización compuesta por seglares que está presente en treinta países de cuatro continentes llevando a cabo tareas educativas y proyectos vinculados al desarrollo de las comunidades. Según Ballester, la actual crisis económica «es una gran oportunidad para preguntarnos qué ha fallado en la educación de las personas» y para preguntarnos «qué tipo de desarrollo de la sociedad se ha defendido y cuál es el desarrollo que queremos en el futuro» para que no vuelvan a cometerse los mismos errores.

En la Región de Murcia la Institución Teresiana está presente a través de la ong InteRed, que desarrolla, entre otras cosas, formación para el voluntariado internacional. La filosofía de esta Institución es conseguir que las personas que forma, en algunos puntos a través de colegios, «impregnen desde sus ámbitos de trabajo a la sociedad» de los valores cristianos y de la idea de que cada persona en su singularidad puede ayudar a cambiar la sociedad, que «sean agentes multiplicadores», sostiene esta catedrática de Química de la Universidad Complutense de Madrid.