La Universidad de Murcia (UMU) y la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) están preparando el siguiente paso en el camino de colaboración que emprendieron hace unos años; un camino que los rectores llaman alianza y unión de fuerzas, pero que en el medio o largo plazo muchos ven como la vía hacia una fusión que permita a la Región tener una universidad competitiva. La siguiente estación será la oferta de titulaciones dobles conjuntas. Los responsables de ambas instituciones ya están trabajando en este proyecto y el primero de los grados que puede resultar es el de Ingeniería Agrónoma (UPCT) + Ciencia y Tecnología de los Alimentos (UMU). El proceso de creación de un título de estas características es largo y complicado, pero las universidades no descartan que el curso que viene ya pueda estar en el catálogo de títulos. El objetivo es crear en los próximos cursos, al menos, dos o tres grados de estas características. Se trata de una iniciativa que cuenta con el visto bueno de la consejería de Universidades, que dirige José Ballesta. De hecho, ha sido el propio departamento de Ballesta el que ha animado a los rectores a poner en marcha la idea.

El trabajo a partir de ahora es intentar encajar los planes de estudio de las titulaciones elegidas para hacer viable y, sobre todo, atractiva a los alumnos, la doble titulación. Cuestiones sobre dónde se impartiría o cómo se organizaría la distribución horaria de las asignaturas todavía tienen que resolverse. Entre las opciones que también se barajan estaría la de poner en marcha un grado en Matemáticas (UMU)+ Ingeniería Industrial (UPCT); o incluso Ingeniería de Telecomunicaciones + Matemáticas.

En los últimos años la UMU y la UPCT ya han implantado algunos títulos de doctorado y de máster interuniversitarios y ahora con los grados se subirá al siguiente nivel.

«Esto supone avanzar más en la alianza que tenemos con la Universidad de Murcia, es un paso más en la trayectoria que llevamos hasta ahora», explicó ayer a esta redacción el rector de la UPCT, Félix Faura. También el rector de la UMU, José Cobacho insistió en la idea de que estas estrategias conjuntas «son buenas para las dos universidades» y que suponen un paso más para lograr la excelencia y el reconocimiento nacional e internacional de las universidades públicas murcianas.

El máximo exponente de colaboración entre ambas universidades fue la consecución hace un año del Campus de Excelencia Internacional Mare Nostrum, un proyecto con el que han logrado financiación y se han situado entre los centros de investigación españoles más destacados. La programación conjunta de los cursos de verano es otro de los ejemplos. Pero quizá, desde un punto de vista simbólico, la decisión más significativa fue la de celebrar los actos de apertura del curso académico de forma conjunta.

La posibilidad de la fusión de ambas universidades ronda desde hace tiempo, pero no fue hasta la semana pasada cuando empezó a verse como una posibilidad más real, tras la filtración de un informe encargado por el ministerio de Educación a expertos internacionales y en el que se recomendaba la unión de universidades españolas para reducir el número de instituciones y conseguir que ganen peso internacional. La cuestión de la eficiencia económica es otra de las razones.

Los rectores explicaron en una información publicada en este diario el pasado once de octubre que están abiertos a la idea siempre que no haya tensiones y que se haga para mejorar el sistema. Se trata de un asunto polémico y difícil de plantear en el corto plazo, aunque nada descabellado en el medio y largo plazo. Por el momento, los rectores avanzan en una alianza, hasta ahora productiva, y que puede sentar las bases de esta hipotética fusión. La consejería de Universidades tampoco niega que una decisión de este tipo pudiera ser una realidad, siempre que partiera de las propias universidades. El pasado miércoles el ministro Gabilondo detalló el contenido del informe de los expertos a los consejeros, entre ellos, al murciano José Ballesta. Una fusión entre la UMU y la UPCT que consigua un mejor aprovechamiento de los recursos y, esencialmente, que logre un sistema universitario fuerte, capaz de competir en España y en Europa, es un escenario que no se descarta.

Pero debería ser, llegado el momento, la culminación de un proceso natural abanderado por las propias universidades y, siempre con el horizonte del medio o largo plazo.