Un atentado contra el patrimonio y la cultura. El robo con destrozo de dos de las diez figuras que conformaban el parque escultórico de Antonio Campillo despertó ayer a los vecinos de la avenida Príncipe de Asturias de la capital, donde se encontraban estas obras -La danza y Saltando la comba-, valoradas en unos 50.000 euros cada una de ellas.

El parque dedicado al artista murciano, fallecido en el año 2009, que el Ayuntamiento inauguró el pasado mes de noviembre tras obtener la donación de sus obras, quedó mutilado por la acción de quienes zarandearon las esculturas hasta arrancarlas de sus peanas. El Consistorio ha puesto la pertinente denuncia ante la comisaría de la Policía Nacional y el caso está siendo investigado ya, tal y como informó ayer el alcalde, Miguel Ángel Cámara, quien acudió al lugar para ver el alcance de «esta atrocidad cometida por el afán de destruir por destruir», según lo calificó.

Dado que las piezas han quedado destruidas por su base, todo apunta a que el robo se ha producido con la finalidad de vender el bronce del que están hechas las esculturas al peso y seguramente troceadas en alguna chatarrería.

«Es un acto de vandalismo en el primer parque escultórico que hemos creado al aire libre en el municipio y pedimos que se encuentre a los desalmados que han hecho este estropicio e incluso a sus colaboradores, si luego lo van a fundir o vender al peso, y que tengan un castigo ejemplar», apuntó Cámara, quien añadió que es «penoso que por unos pocos euros que puedan obtener hagan este daño irreparable a las propias esencias de Murcia y su cultura».

En la misma línea se expresó el presidente de la Fundación Antonio Campillo, Juan Pérez Ferra, quien comunicó su «pesar» por lo ocurrido y animó a la Policía a encontrar a los culpables.

Según fuentes policiales, el robo se produjo pasadas las ocho y media de la tarde del jueves, según el testimonio de un vecino que se percató de la doble desaparición, aunque no fue hasta ayer viernes por la mañana cuando se puso la pertinente denuncia.

No hubo testigos presenciales y, por lo tanto, será difícil localizar a los autores del robo, pues además en la zona no hay cámaras de seguridad.

El alcalde se refirió ayer a este hecho y declaró que «nos tendremos que replantear colocar más videocámaras para otorgar una mayor seguridad de nuestro patrimonio. En principio las cámaras se instalaron en algunos jardines para dar más seguridad a las personas, pero seguramente tendremos que tomar medidas en los espacios públicos para evitar este tipo de actos vandálicos».

En todo caso, el primer edil dejó claro que lo ocurrido «no va a frenar» la idea del Ayuntamiento de apostar por convertir Murcia en un museo al aire libre, como le gusta decir al alcalde.

«El de Antonio Campillo es el primer parque escultórico que creamos gracias a la donación de las obras del artista y hay proyectado hacer otro en Espinardo, dedicado a José Planes, que también verá la luz, pues es algo bueno para Murcia. Esto es como quien tiene una tienda y le roban una vez, pero no por eso va a cerrar el negocio», ejemplificó Cámara.

El hecho de que esta acción sea considerada un delito contra el patrimonio y dada la elevada cuantía de las piezas dañadas y robadas -100.000 euros, según el informe elaborado en su día por el Consistorio- hacen que ese delito tenga pena de cárcel.

Cerco a las chatarrerías

Para tratar de recuperar las obras de Campillo que han sido sustraídas, la Policía pondrá cerco a las chatarrerías, que seguramente serán el destino final de las esculturas, aunque es muy posible que quien o quienes las hayan robado las troceen para no levantar sospechas.

Las dos esculturas que han desaparecido pesaban alrededor de unos 50 o 60 kilos cada una -son huecas por dentro- y sobre el césped en el que estaban levantadas no había huellas de ruedas de coche, por lo que se piensa que el robo se produjo a tirones y no utilizando la ayuda de un vehículo.

«Por lo que se ve han ido a por las piezas que podían ser más fáciles de arrancar, pues otras tienen una base más solida, pero en cualquier caso han tenido que hacer un esfuerzo grande para llevárselas porque estaban pensadas, tanto desde su montaje como desde su estructura, para aguantar el deterioro propio de estar en la calle», explicó Cámara.

Los robos de obras de arte para luego ser vendidas al peso como chatarra no son cotidianos pero sí se dan de vez en cuanto. Así, a finales del pasado año fueron recuperadas por parte de la Policía todas las obras que habían sido sustraídas en un polígono industrial de Getafe. Los ladrones vendieron una escultura de Eduardo Chillida a un chatarrero por 30 euros y la Policía, al encontrarla, llegó al resto de la mercancía, un total de 28 esculturas y pinturas del propio Chillida, Fernando Botero, Picasso, Tàpies y Antonio Saura, que habían desaparecido en uno de los mayores robos de arte contemporáneo registrados en el mundo. Todas esas obras estaban valoradas en casi cinco millones de euros.

Más seguridad

Tras lo ocurrido, el portavoz del grupo municipal socialista en el ayuntamiento de Murcia, Pedro López, anunció ayer que va a solicitar la reunión de una comisión extraordinaria en la que se estudie «un plan específico en el que se establezcan las medidas de seguridad oportunas para proteger aquellas obras de arte que están al aire libre».

López consideró el robo en el parque Antonio Campillo como «un ataque contra el patrimonio de Murcia y contra la cultura» y mostró su deseo de que la investigación «consiga dar con los autores de este destrozo lo antes posible».

El portavoz del PSOE señaló que «no debemos renunciar a exponer la cultura en la calle, pero este gravísimo acto demuestra que los desaprensivos no entienden de cultura».

Por su parte, el concejal de Izquierda Unida-Verdes Ignacio Tornel reclamó al Consistorio que habilite una sala para «albergar y proteger» las obras de Campillo.

El edil de IU-Verdes se preguntó por el sistema de seguridad que ha empleado el Ayuntamiento para resguardar las obras en un espacio abierto, y cuestionó por qué no hay cámaras de vigilancia en este lugar «como sí las hay en otros jardines en los que no hay elementos escultóricos».

Tornel apuntó que las esculturas de Campillo requieren de un espacio «digno y protegido» y que éste podría ser alguno de los pabellones que están sin utilizar del cuartel de Artillería o el Museo de Bellas Artes de Murcia (Mubam).