Por su parte, José Carrasco aseguró ayer a esta redacción que su decisión está madurada desde hace tiempo, debido a la existencia de problemas entre varios estantes, que incluso «llegaron a las manos» en una ocasión, así como la mala actuación a la hora de llevar a la Virgen en procesión, por lo que se acordó dejar esta labor a la archicofradía de la Sangre, «que es quien siempre ha sufragado los gastos de la Virgen», añade Carrasco. Asimismo, asegura que no los ha expulsado de la cofradía, «sólo se les ha relegado de su puesto». En cuanto a los comentarios que los propios estantes del trono de la Virgen hacen sobre su persona, Carrasco mantiene que «de la maledicencia no me puedo defender».