«Es alucinante y penoso que hoy en día vivamos en estas condiciones». Así se lamenta Esther Merino, vecina de Espinardo, quien asegura ser testigo a diario de la falta de seguridad que existe en el cruce que une dicha localidad con el pueblo de Guadalupe.

La autovía A-30 divide estas dos pedanías y sobre ella se levanta un puente que se encuentra «en muy malas condiciones para los peatones». Por dicho puente pasan a diario decenas de estudiantes del IES José Planes, quienes deben caminar con mucho cuidado para poder estar pendientes del tráfico, ya que cuando lo dejan atrás, el camino hasta llegar a la calle principal de Guadalupe «carece de aceras, no tiene pasos de cebra, ni semáforos», asegura esta vecina.

La solución sería construir una redonda, tal y como defienden muchos vecinos, ya que «se trata de un punto en el que se confluyen cuatro vías y en uno de ellos no hay casi visibilidad». Al respecto, el alcalde pedáneo de Guadalupe, José Mateos, aseguró ayer a LA OPINIÓN, que él no puede hacer nada, «nosotros ya tenemos preparado un proyecto solicitando la creación de una rotonda, pero no está en nuestras manos poder hacer nada por ahora», añade. Mateos afirma que uno de los carriles es un camino secundario que es competencia de la Comunidad Autónoma.

Asimismo, el alcalde de Guadalupe mantiene que todo se solucionaría «si se llevara a cabo el Plan Parcial de Actuación previsto, pero eso solo se hará cuando entren los promotores para hacer viviendas en esa zona». «Y ahora, tal y como están las cosas no es muy probable que pase», aseguró Mateos, quien reconoció que «gracias a Dios» nunca ha pasado nada con los alumnos, aunque «eso no quiera decir que sea necesaria una solución para este problema».