La Fundación Séneca, que depende de la consejería de Universidades, Empresa e Investigación, ideó la Semana de la Ciencia como una forma de acercar la investigación a los ciudadanos, en especial a los más jóvenes. Entre los objetivos de esta política destacaba la necesidad de incrementar las vocaciones de los alumnos murcianos por las ingenierías y las carreras de ciencia. A lo largo de estos diez años se han ido poniendo en marcha otras actividades con el mismo objetivo. La Comunidad Autónoma ha llevado a científicos a los colegios para que despierten el interés por la experimentación entre los más pequeños y ha hecho que los alumnos de institutos se adentren en los laboratorios de las universidades de la Región para que les llegue el gusanillo de la investigación, y se ha creado una modalidad de bachillerato de investigación para formar a los alumnos en la tarea de la indagación. Se trata de un trabajo transversal y de objetivos a medio y largo plazo que, según afirmó ayer el consejero Salvador Marín ya está empezando a dar resultados. La consejería de Universidades está elaborando un estudio sobre el aumento de la demanda de carreras de ciencias y, aunque todavía no hay datos concretos, Marín asegura que «la percepción es que sí que se está produciendo un mayor interés por estas titulaciones». El consejero cree que la avalancha de preinscripciones universitarias este año no sólo se debe a la crisis y que las políticas de divulgación científica también tienen mucha culpa.