Dos miembros de una red dedicada a traer a España inmigrantes ilegales a bordo de pateras han sido detenidos por la Guardia Civil en la Región. Pertenecían a una organización con ramificaciones en Cádiz, Sevilla y Marruecos, que cobraba unos 1.500 euros por persona y viaje.

La Guardia Civil desmanteló este grupo en el marco de la operación ´Patera 7´, que comenzó el año pasado después del naufragio de una patera que transportaba a 40 magrebíes en Barbate (Cádiz), y que se ha saldado con seis detenidos y tres personas imputadas por una decena de homicidios, trata de seres humanos, asociación ilícita y delitos contra el derecho de los ciudadanos extranjeros y contra la salud pública. Esta operación ha desmantelado en Marruecos el aparato de captación de personas que realizarían la travesía y el cobro de la misma, y en España ha detenido la facción encargada de acoger a los viajeros y trasladarlos a varios puntos del territorio nacional, sobre todo a Murcia, donde los hacinaban en pisos hasta que les encontraban un trabajo ilegal. La Guardia Civil, en coordinación con las autoridades marroquíes, realizó numerosas gestiones a lo largo de un año para lograr esclarecer los hechos sucedidos en el naufragio de Barbate, logrando identificar y detener, de entre los supervivientes, a tres hombres que formaban parte de la organización de la banda.

La fase de explotación de la operación se ha llevado a cabo en los últimos días en las provincias de Cádiz, Murcia y Sevilla. En Cádiz se identificó y detuvo a tres de los integrantes de la banda, el jefe de la expedición y dos controladores del viaje, y se ha identificado al patrón de la patera, que falleció en el accidente de Barbate en 2009.

Asimismo, en Murcia se ha detenido a dos personas más y se han registrado dos pisos, en los que se encontró a los tres marroquíes. En Sevilla fue detenida una sexta persona, integrante de esta organización delictiva.

El naufragio de Barbate

La patera partió de Marruecos con 40 personas a bordo. Su intención era llegar al faro de Trafalgar, que se encuentra a poca distancia de Barbate, en Cádiz. Allí les esperaban furgonetas que los trasladarían a distintos puntos de España. Llegaron a las costas españolas por un punto ciego del Sistema Integral de Vigilancia Exterior (SIVE), que vigila el desembarco de inmigrantes en las costas gaditanas. Cuando estuvieron cerca de España, empezaron a tirar al agua a algunos de los ocupantes. Además, el patrón de la embarcación realizó una maniobra inapropiada al situarse en paralelo a la costa. Esto hizo que la barca perdiese estabilidad, a consecuencia de lo cual diez personas fallecieron; entre ellas, el propio patrón de la patera siniestrada. Los restos llegaron a las costas de Barbate, donde un particular dio la voz de alarma.

Los días siguientes al desastre se buscaron supervivientes en las playas de alrededor. Se llegó a localizar a unos quince. El recuento de fallecidos se elevó a ocho en pocos días.

La Guardia Civil, para la identificación de los cuerpos, comisionó un grupo de agentes pertenecientes a la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Comandancia de Cádiz a la Embajada Española en Rabat (Marruecos), para la toma de muestras de ADN de familiares de las víctimas.