El Teatro Circo, un superviviente de la arquitectura de Justo Millán -autor de la Plaza de Toros-, renace en el centro de Murcia con cuidados intensivos. Después de 40 años cerrado al público, aquella mítica sala de cine con forma de dodecaedro -poliedro de doce caras- que en tiempos fue el teatro más atrevido de Murcia programando espectáculos de boxeo, campeonatos de natación -el foso se llenó de agua para transformarlo en piscina-, de esgrima y hasta corridas de toros, volverá a abrir sus puertas y su director, el dramaturgo y profesor de la UMU César Oliva, ya tiene fecha: enero de 2011: "No queremos perder la esencia del circo y tendremos que echarle imaginación a la programación porque aquí ya se ha hecho de todo. Será un teatro polivalente, de exhibición, servirá para muchas cosas y será muy distinto a lo que verán en el Romea".

El alcalde de Murcia, Miguel Ángel Cámara, fue más prudente en los pronósticos para la finalización de las obras de reconstrucción y calculó que para el primer trimestre de 2011 estará terminado. Cámara pisó ayer el escenario móvil del Teatro Circo acompañado por los concejales de Urbanismo, Fernando Berberena, y de Cultura, Fátima Barnuevo, y atribuyó a la gestión urbanística la recuperación de este espacio idílico para las artes en pleno centro de Murcia. "Estamos en la recta final de las obras, que ya están ejecutadas en un 70%, y nos tenemos que sentir muy orgullosos de que el proyecto esté siendo objeto de interés de arquitectos y escenógrafos de renombre", destacó el primer edil popular, quien aclaró que el proyecto ha tenido un coste cero para el Ayuntamiento, ya que las obras se han financiado mediante convenio urbanístico y varias promotoras han pagado los 9 millones de euros de los trabajos.

El profesional que proporciona los mimos necesarios al doliente es Vicente Pérez Albacete, arquitecto que firma el proyecto de rehabilitación, quien explicó que se ha respetado la estructura del edificio en su integridad y valor, y que lo más interesante será la movilidad del escenario, que permitirá a los escenógrafos montar espectáculos de todo tipo. Del Teatro Circo primigenio -inaugurado en 1892 al modo de los teatros-circo de París- no se conserva el escenario, que fue vendido para construir un edificio colindante, por lo que la solución técnica escogida para ganar espacio ha sido crear un escenario volcado hacia el patio de butacas con una perfecta visión desde sus tres plantas.

Otros elementos escénicos incorporados son una zona delantera de escenario articulada con un mecanismo hidráulico que permitirá la aparición de decorados desde el foso y un sistema de bastidores móviles que harán posible aflorar el escenario de cuatro modos. Además, un pequeño telar en el fondo, de 2,7 metros, cerrará en negro el fondo, que se podrá utilizar como pantalla de proyecciones. Debajo del foso se ha creado otra sala acondicionada para ensayos y actos diversos y con capacidad para 117 espectadores. En total, el teatro tendrá un aforo de 694 localidades con tapicería verde oscuro y rojo -290 en patio de butacas, 90 en platea, 120 en el primer anfiteatro y 194 en el segundo-, inferior al Romea -1.100- y superior al Bernal -300-. El ladrillo visto del interior, así como la cubierta, barandillas y cartelería, se han respetado.