La Universidad de Murcia quiere poner en marcha una completa reforma del calendario académico que implicaría empezar antes las clases y que podría suponer que los exámenes de septiembre desaparezcan para los alumnos de los nuevos grados. El equipo rectoral presentó ayer al consejo de Gobierno de la institución una propuesta que, al no obtener el consenso que persigue el rector, José Antonio Cobacho, será debatida por las facultades para tomar una decisión definitiva en otro Consejo de Gobierno dentro de quince días. El principal escollo es que los estudiantes se niegan a que desaparezcan los exámenes de septiembre.

La propuesta de Cobacho incluye adelantar el inicio del curso al 20 de septiembre para que las clases del primer cuatrimestre terminen el 23 de diciembre y los exámenes se hagan en enero, tras las vacaciones de Navidad. Con este plan, el segundo cuatrimestre empezaría la primera semana de febrero y acabaría en mayo para que los exámenes finales fueran durante el mes de junio. El calendario actual, que fija el comienzo de las clases casi en octubre alarga los exámenes a finales a julio. El principal cambio sería que Cobacho y su equipo quieren que las recuperaciones ya no se hagan en el mes de septiembre y que se hagan durante el mes de julio, algo que ya se hace en universidades del entorno y que equipararía el calendario académico al de otras universidades europeas, un objetivo incluido en el Plan Bolonia para facilitar la movilidad de estudiantes. El problema es que los estudiantes no parecen muy dispuestos a aceptar este cambio, aunque tampoco lo descartan.

Antonio Lorente, presidente del Consejo de Estudiantes de la UMU (CEUM) explicó ayer a LA OPINIÓN que, después de duras negociaciones y de haber rechazado varias propuestas del rectorado, la presentada ayer no les parece tan mala: "Lo que nos proponían hasta ahora dejaba muy pocos días entre los exámenes de junio y los de julio y a eso nos negamos en rotundo, pero la propuesta de ayer deja veinte días, así que vamos a consultar a los estudiantes para fijar nuestra postura definitiva".

Los defensores de este cambio defienden que como Bolonia se basa en la evaluación continua, los exámenes finales tienen menos peso y para el estudiante es mejor hacerlos con toda la materia fresca. Este argumento choca, según los estudiantes con la realidad. "Los comienzos son siempre difíciles y en las facultades grandes está habiendo muchos problemas para aplicar Bolonia como se debe", afirma Lorente, que opina que quizá sería mejor esperar a que el proceso estuviera más consolidado antes de poner un cambio como este en marcha.

Los cambios en el calendario serían para todos los alumnos de la Universidad de Murcia, pero de salir adelante la desaparición de septiembre no sería efectiva para los alumnos de licenciaturas y diplomaturas que todavía se imparten.

Cobacho asegura que llevar a cabo los cambios no es algo que le "obsesione", por lo que apostará por el consenso de una propuesta que a los alumnos ha sorprendido por "la rapidez" con la que quiere llevarse a cabo.

Para el rector lo ideal sería que las clases comenzaran en septiembre incluso antes, el día 15. El problema es la selectividad, que se celebra la segunda quincena de septiembre. La Universidad de Murcia intenta desde hace tiempo que la selectividad se haga durante la primera semana de septiembre para ajustar mejor el calendario.