Pese a haber liderado el semanario más independiente de Marruecos, Aboubakr Jamai ha tenido que marcharse de su país por la persecución a la que se ha visto sometido. Fundador, director y editorialista de 'Le Journal Hebdomadaire' e hijo de periodistas, actualmente reside en Murcia junto a su mujer y sus dos hijos, desde donde contempla la "manipulación" que el Estado hace de los medios en su país.

Jamai recuerda con añoranza cómo comenzó la andadura de la revista, en noviembre de 1997, cuando llegaron al Gobierno los socialistas marroquíes durante el reinado de Hassan II. "Nuestro modelo era El País y su papel durante la democratización española, ya que consideramos que ese era el mejor momento para crear una marca periodística propia" y puntualizó que "queríamos defender el interés general y que éste no entrara en contradicción con el interés como empresa que busca tener ganancias".

'Le Journal' cerró sus puertas en Marruecos el pasado mes de enero, pero fue en 2007 cuando Aboubakr salió del país debido a la persecución judicial que estaba sufriendo por parte del régimen de Mohamed VI. Así, explica a LA OPINIÓN que hubo varios casos, continuos juicios en los que les condenaban a elevadas multas por difamación e incluso se les acusó de relacionar al Polisario con una organización terrorista, "algo que jamás hicimos" y por lo que nos obligaban a pagar unos 200.000 euros. La deuda cada vez era mayor y les amenazaron con embargarles el salario, lo que le empujó a marcharse con su familia.

Afirma que la persecución judicial no es algo nuevo, sino "una herramienta que utiliza el régimen para acabar con lo que no le interesa". Pero esto no fue lo que les hizo más daño, ya que "los problemas comenzaron cuando nos hicieron un boicot publicitario e incluso nos prohibieron sacar dos números a la calle", uno de ellos en el año 2000 y en el que se comparaba la labor de Mohamed VI y el Rey Juan Carlos de España, "quien siempre ha hecho lo que consideraba mejor, aunque perdiera los favores de quienes le apoyaban", dice Jamai.

La publicación de las polémicas caricaturas de Mahoma fue otro punto de inflexión en la vida de este semanario. Su director cuenta que ellos hicieron un reportaje sobre el tema y "el propio Estado organizó dos días de protestas contra nuestro periódico e incluso nos acusó en los telediarios de la noche de haber insultado al profeta, sabiendo la repercusión que esto podía tener en una población en la que el 98% de los ciudadanos son musulmanes". Aún así, Aboubakr Jamai se siente satisfecho del apoyo social que recibieron porque "el mercado nos aceptó, pero fue el régimen monárquico el que presionó para acabar con nosotros".