Tanto a María Emilia, a la que el atracador zarandeó y golpeó con la pistola en la cara, como a Antonio, al que acorraló junto a la caja registradora y apuntó con el arma en la cara, les impresionaba ayer narrar el suceso. Él explicaba que nunca pensó en enfrentarse al atracador. Y que lo que más temió fue que el asaltante quisiera subir a su casa (situada sobre la pastelería), donde estaban su mujer y sus dos hijos.