El primer día de vida del centro comercial de El Tiro fue un éxito de público. Desde su apertura ayer a las diez de la mañana, los clientes inundaron unos pasillos que difícilmente volverán a estar ordenados con tantísimo cuidado. Todo olía a nuevo. Como cuando alguien estrena un coche y disfruta de ese aroma tan especial, tan particular.

La festividad de San José de Calasanz empujó a muchas maestras a disfrutar del día libre comprando, o revisando la lista de los regalos navideños en los espacios de juguetería y ropa. Fernando es uno de los 60 escaparatistas y diseñadores llegados desde distintos centros de la cadena para decorar este espacio comercial. "Estoy muy feliz. Creo que ha quedado todo realmente bien. Salta a la vista ¿no?". Fernando posaba encantado junto a los murales de la macroexposición de Barbis que llamó inmediatamente la atención de las más pequeñas, que alucinaron con los osos polares de la entrada, que giraban la cabeza y saludaban con la pezuña.

Pero para los adultos había dos objetivos inequívocos. Una televisión de plasma con el precio rebajado, y los jamones. Jamones ibéricos, que, como la miel a las abejas, hicieron revolotear a decenas de personas hacia los platos de muestra donde se podía degustar el género. Género que el personal de la carnicería no paró de reponer durante toda la mañana. Entre los 642 trabajadores que ayer dieron la cara al bullicioso público por primera vez existe un rasgo común: Su juventud.