Cuatro años de trabajos y el Casino es otro. ¿Fue complicado llegar hasta aquí?

Sí, porque hay que tener en cuenta que han trabajado ingenieros, arquitectos, restauradores especialistas en bellas artes, decoradores,... Digamos que ha sido como una inmensa orquesta y mi tarea ha sido dirigirla y creo, sinceramente, que el resultado es elocuente: hemos conseguido la armonía propia de una gran familia.

¿Cuál es la principal dificultad con la que se han encontrado?

Viene determinada por el estado lamentable en el que se encontraba el Casino. La humedad y el paso de los años habían dañado seriamente la estructura del edificio y lo primero que había que plantearse fue evitar que no se viniera abajo. Luego había que llevar a cabo la remodelación adaptando al inmueble a las necesidades actuales y no a las que había cuando se construyó en el siglo XIX.

¿Es el proyecto estrella de su carrera como arquitecto?

He acometido proyectos que me han presentado más pegas en cuanto a estructura, o en cuanto a restauración, pero sin duda que éste es el proyecto más complejo en su conjunto al que me he enfrentado y la prueba es que han trabajado en él 150 profesionales de distintos ámbitos. Cada sala ha sido tratada de forma independiente, aunque dentro de un planteamiento global y, en resumen, creo que ha sido una experiencia inolvidable y para disfrutarla.

De sus palabras se aprecia que para usted ha sido especial esta actuación. ¿Cómo valora el resultado final?

Yo soy socio del casino y mi padre también lo era, por lo que me he involucrado también personalmente y estoy contento y muy satisfecho de cómo ha quedado. En todo caso, creo que debe ser Murcia, sus ciudadanos y quienes vengan a visitarlo, los que valoren el trabajo realizado.