La Sala de Lo Penal de la Audiencia Nacional ha condenado a cárcel a dos hombres y una mujer, todos residentes en la Región de Murcia, por introducir en Europa, a través de España, cocaína procedente de Sudamérica. Para hacerlo, se valían de personas menores de edad, que actuaban como ‘mulas’ (correos humanos).

Se trata de la sentencia de la denominada operación Desdémona, que arrancó allá por 2012 y ahora tiene su fallo en los tribunales. Entonces, la Benemérita informó de que los considerados cabecillas de esta banda con ramificaciones en la Región estaban hasta implicados en dos crímenes que se investigaban en Ecuador.

En concreto, los vecinos de Murcia que se sentaron en el banquillo fueron una joven de 25 años residente en Mula (tres años de prisión y multa de un millón de euros); un joven de 26 años que también vivía en Mula (nueve años y medio de cárcel y multa de cuatro millones de euros); una joven de 31 años vecina de Caravaca de la Cruz (ha quedado absuelta de todo) y un chico de 33, también de la Ciudad Santa (cuatro años y medio de cárcel y multa de 120.000 euros). A este último joven se le aplican las atenuantes de confesión tardía y drogadicción.

Los dos vecinos de Mula son naturales de Ecuador, mientras que los dos de Caravaca de la Cruz nacieron en Colombia. En 2012 se llegó a detener a seis personas en la Región. Sólo se han sentado en el banquillo cuatro de ellas, y tres han acabado condenadas por un delito contra la salud pública. En total, la Audiencia Nacional juzgó a trece personas, todas naturales de Sudamérica (Ecuador o Colombia). De ellas, tres fueron absueltas y diez condenadas por narcotráfico. La Audiencia nombra en su sentencia a más gente implicada en la organización, pero se trata de personas que están en rebeldía.

El vecino de la Región condenado a más años «tenía la doble cualidad de correo y captador» y ofreció a su vecina de Mula «realizar un viaje a Ecuador para transportar droga a su regreso a España», se lee en los hechos probados de la sentencia. La chica recibiría por este transporte «9.000 euros de la organización» y aceptó la proposición.

Las escuchas telefónicas que se hicieron en los teléfonos de los acusados fueron claves para descubrir el negocio ilícito que tenían montado, y para desmantelarlo.

La sentencia no es firme y contra ella cabe recurso, que se puede poner ante el Supremo.

La coca que metían en España la llevaban en dobles fondos de maletas que conformaban el equipaje de los correos humanos, que recibían a cambio una compensación económica. La Benemérita también detectó un segundo modo de envío de cantidades discretas de cocaína a través de paquetería postal. El destino: pueblos de la Región, de Alicante, de Castellón y de Barcelona.