La golpearon y la arrojaron, moribunda y con cinta adhesiva en la boca, a un contenedor de basura de Alhama de Murcia, allá por 2016. La rescató de allí, aún viva, un vecino, que avisó tanto a la Policía como a la protectora de la localidad. Finalmente, la víctima, de avanzada edad, no logró sobreponerse y murió. Ahora, su caso llega a los tribunales.

El despacho animalista De Animals busca justicia para una perra que perdió la vida, presuntamente a manos de miembros de la propia familia de humanos con la que había vivido años. La abogada que se ocupa del caso, Raquel Marín, sentará en el banquillo a los acusados, parientes que, según indicaron fuentes cercanas a la investigación, ahora se van echando la culpa uno a otro.

De Animals solicita que a los responsables de la muerte de la perra, llamada Betty, les caiga el máximo que prevé la ley para estos casos de maltrato animal con resultado de muerte: 18 meses de prisión. Asimismo, pide que se aplique el agravante de ensañamiento, dado el estado del can. También solicita que a los responsables se les prohíba tener animales durante cuatro años.

Se da la circunstancia de que la perra, de más de diez años, tenía cáncer en las mamas. Las mismas fuentes explicaron que sus dueños podrían haber decidido tirarla a la basura después de que el veterinario al que la llevaron les dijera que era necesario sacrificarla. Ellos, presuntamente, optaron por ahorrarse los costes de la inyección y posterior incineración del animal. De esta manera, optaron por ´sacrificarla´ ellos mismos, a golpes. El animal presentaba heridas en la cabeza, en el lomo y en las extremidades.

Desde la protectora de Alhama, de nombre Peludines, comenzaron, cuando se halló a la perra, una campaña en redes sociales con el fin de tratar de que alguien reconociese al animal y dar así con los culpables de haberla arrojado viva a la basura. Y se logró identificar a los dueños.

Hace dos meses, el fiscal de Medio Ambiente de la Región, Miguel de Mata, decía a este periódico que «maltratar a un animal que está en tu casa y depende de ti es una psicopatía. Ahorcar a un perro, por ejemplo, supone una perversión tremenda».

Un juzgado de Palma condenaba hace unos días a un hombre a seis meses de cárcel por un delito de maltrato animal por no tratar a su perra enferma ni llevarla al veterinario durante unos seis meses en el Coll den Rabassa hasta que el can, llamado Luna, finalmente falleció en 2016.