Julio G., esposo y padre de la mujer y el joven hallados ayer muertos en su casa de Las Torres de Cotillas, salía devastado del cuartel de la Benemérita de su pueblo, donde los agentes le tomaron declaración, en calidad de testigo.

El padre de familia, ya jubilado, relató a los investigadores que había pasado la noche con el anciano al que cuidaba. Cuando a primera hora volvió, primero paró en un bar a desayunar. Allí se percató de que había agentes dirigiéndose a su calle. Se fue detrás y comprobó que estaban en su casa. Al enterarse de lo que había pasado, Julio sufrió un ataque de ansiedad del que fue atendido por sanitarios en una ambulancia. No llegó a ser ingresado en el hospital.

Posteriormente, el hombre fue trasladado a dependencias de la Benemérita, donde los investigadores le tomaron declaración. Cuando salió, permanecía aún en el cuartel su hijo mayor, Iván. Ya no salió.