San Javier apuesta por recuperar su patrimonio histórico rural. Y un buen ejemplo es la rehabilitación del molino conocido como 'El Maestre', ubicado en el Alto del Villar, en la localidad, que será objeto de una actuación de recuperación parcial que consistirá en la adecuación del revestimiento interno y externo de su estructura «para garantizar la preservación de la construcción que está catalogada como Bien de Interés Cultural», explica el concejal de Cultura, David Martínez, quien hizo hincapié en que la obra de restauración del molino, ubicado en una parcela municipal en la zona de aparcamiento del centro comercial Hispania, «incluye la incorporación un chapitel y aspas, de las que carece en la actualidad, entre otras actuaciones de recuperación de la construcción original».

Las obras, que comenzarán a principios del año que viene, tienen un presupuesto de 80.000 euros financiados a través de la Consejería de Turismo, Cultura y Medio Ambiente con un gasto que ya ha sido autorizado por el Consejo de Gobierno de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia en su reunión del 29 de noviembre.

Martínez señaló que al tratarse de un Bien de Interés Cultural, el molino se rehabilitará según el protocolo establecido para estos casos por la Dirección General de Bienes Culturales.

El alcalde de San Javier, José Miguel Luengo, destacó la importancia de esta actuación «que está en la línea emprendida por el equipo de Gobierno para recuperar y poner en valor el patrimonio artístico y cultural del municipio con el fin de poder legarlo a las próximas generaciones como parte de nuestra historia».

José Miguel Luengo agradeció a la Consejería de Turismo, Cultura y Medio Ambiente «su sensibilidad y apoyo hacia este proyecto en el que llevamos trabajando varios meses y que ahora por fin será una realidad». El molino 'El Maestre' es un molino de extracción de agua, también llamado molino de viento de arcaduces que data de finales del siglo XIX o principios del XX, y que daba servicio a la antigua finca 'La Máquina'.

Se trata de una construcción que era habitual en la zona del Mar Menor y en todo el campo de Cartagena, donde se aprovechaba la escasa profundidad del nivel freático para extraer agua y canalizarla hacia las zonas de riego, lo que suponía un valor añadido para los agricultores de la zona.