Los más de 350 alumnos del colegio José Alcolea Lacal de Archena tienen muy claro lo que pasa cuando la sirena suena tres veces seguidas con pequeños descansos de tres segundos. Es la señal para evacuar el colegio por un terremoto, un incendio o cualquier otra emergencia. Lo tienen más que interiorizado por los simulacros que organizan todos los años y cuando ayer por la mañana, pasadas las nueve, escucharon la alarma, todos reaccionaron como saben: cogieron libros para cubrirse la cabeza y bajaron de forma ordenada, pero rápida, las escaleras para dirigirse al centro del patio.

Las alarmas sonaron porque a las 9.17 minutos de la mañana tuvo lugar un terremoto de tres grados de magnitud con epicentro en la localidad de Ricote. La intensidad provocó que en el Valle de Ricote, Mula y otras localidades cercanas se sintiera el temblor y muchos vecinos se alertaron. Los profesores del centro escolar lo tuvieron claro y en ese mismo momento hicieron sonar el timbre con la frecuencia que todos conocen. «El temblor se ha notado y sobre todo el ruido y los cristales moviéndose; así que todo el mundo ha hecho lo que tenía que hacer", explicó Antonia Fernández, directora del colegio, que aseguró que está realmente satisfecha por cómo salió todo. Finalmente se quedó solo un pequeño susto, pero tienen claro que están preparados para una evacuación exitosa en una emergencia más fuerte.

Los niños sabían desde el primer momento que no se trataba de un simulacro porque «cuando los hacemos siempre avisamos a las familias y se habla de ello, así que desde el principio tenían claro que era una evacuación real y estoy muy contenta porque han evacuado muy ordenados y muy rápido, con sus libros en la cabeza para protegerse como les enseñamos que hay que hacerlo».

Tras evacuar, profesores y alumnos estuvieron unos veinte minutos en el centro del patio, el punto de encuentro elegido en su plan de emergencias para estar alejados de posibles caídas de cascotes. La dirección llamó al 112 para informar y en cuestión de unos minutos la Policía Local y la Guardia Civil acudieron al centro para comprobar que las instalaciones no habían sufrido desperfectos y que los niños podían volver a clase. En total, los pequeños estuvieron unos veinte minutos evacuados y después volvieron a las clases con total normalidad.

Pese a que se sintió en varios localidades de la Región y lo sintieron muchos vecinos, el seísmo no provocó daños materiales ni humanos, según confirmaron fuentes del Centro de Coordinación de Emergencias y del Instituto Geográfico Nacional.