Raimunda García, una anciana usuaria de la residencia de la Tercera Edad de Cieza, se disponía la pasada Nochevieja a disfrutar junto a sus compañeras de un placentero y alegre fin de año. Sin embargo, la noche se vio truncada cuando la mujer, de 84 años, se tragó entero ´un tigre´ (una especialidad gastronómica que aprovecha la concha del mejillón para rellenarla fundamentalmente con marisco), lo que hizo que enfermase y llegase a estar cerca de la muerte.

La situación ha llevado a su hija, Purificación Camacho García, a presentar ante el juzgado de instrucción de Cieza una denuncia contra el director de la residencia y los trabajadores que en la noche del 31 de enero de 2017 estuvieron al cuidado de los residentes por «imprudencia temeraria».

En el escrito se puede leer que «Raimunda García Morales se tragó la concha del mejillón, quedando alojado en la faringe y pese a las llamadas que ésta realizó al personal que estaba de guardia, aquellos no le prestaron atención alguna, desoyendo sus lamentos y sus muestras de intenso dolor».

La hija de la víctima sigue contando en la denuncia, que también ha sido remitida al IMAS de la Comunidad Autónoma, que «a la mañana siguiente y ante la presencia de un enorme edema en el cuello y cara, la trasladaron al Servicio de Urgencias del Hospital de la Vega Lorenzo Guirao de Cieza, siendo diagnosticada de ´probable broncoaspiración´, y ante la gravedad de la situación, transcurridas varias horas y sin evolución positiva, la remitieron a la UCI del Hospital Morales Meseguer».

Fue en este centro donde, según cuenta Purificación, que compareció ante los medios en compañía de su abogada, María Turpín Herrera, le encontraron tras la exploración «un cuerpo extraño». En el informe de la UCI, tras el alta, se constata «la presencia de un cuerpo extraño semejante a la concha de un mejillón». Para Purificación Camacho, «los verdaderos responsable de lo sucedido son las personas que, a sabiendas de las limitaciones físicas y visuales de mi madre, le dieron para cenar un alimento totalmente impropio de la dieta para personas de esa edad».

Por su parte, el director del centro denunciado, Francisco Marín Blázquez, explicó que cuando ocurrieron estos hechos, «esta mujer era totalmente autónoma y se desplazaba por toda la residencia por sí misma. Veía perfectamente y tenía dientes». Sin embargo -sigue explicando el director, «en un determinado momento de la cena, esta persona refiere haberse atragantado, acudiendo inmediatamente el enfermero que estaba al cuidado de los residentes y procediendo a extraerle la molla de un calamar de la boca».

Marín añade que «la mujer se quedó bien, bebió un poco de agua, porque dijo haberse asustado, pero ya no refirió ningún tipo de dolencia». El director señaló también que varias veces a lo largo de la noche «se le fue tomando la saturación, presentando un 94 ó 95 por ciento, una cantidad excelente para una mujer de esa edad».

«Fue ya a la mañana siguiente, sobre las 8.30 horas, cuando la enfermera observó una leve hinchazón en el cuello y, ante los antecedentes de lo que había ocurrido, llamamos al ´112´ para consultar», destaca, a la vez que añade que «el médico de la UME, tras examinarla, no encontró ningún cuerpo extraño en la boca, sólo una pequeña lesión». El director del centro concluye que «nosotros procedimos según nuestro protocolo y con una persona totalmente autónoma».