En Las Provincias de Levante, fecha 17 de agosto de 1891, página 3, encontramos la primera noticia escrita sobre el encierro de Blanca, lo que no quiere decir que no se celebrase con anterioridad ya que tenemos noticias escritas de festejos taurinos.

El encierro de toros ha evolucionado mucho y pasado por diferentes etapas históricas, su origen fue la traída de los montes o dehesas a los pueblos de las vacas, novillos o toros, conducidas por los vaqueros y pastores a través de los campos y con numerosos días de duración. Esta traída obligaba la existencia de corrales a las afueras de las poblaciones, corrales que servían de guarda y amparo hasta que prosiguieran su camino hasta la localidad de destino. Era una estampa muy típica ver a los gañanes como conducían a las vacas, junto a los cabestros, por las tierras murcianas hasta Blanca.

Los gañanes iban montados en sus caballos tordos y con sus varas empujaban a las vacas hasta su punto final, la plaza principal de Blanca. Dicen los viejos del lugar que aquellos hombres, los gañanes, trataban a las vacas como si fueran personas, cada uno de ellos llamaban a las vacas por su propio nombre y no tenían ninguna dificultad para conducir a los mamíferos. Las vacas, antes de llegar a la plaza principal del pueblo, quedaban instaladas hasta la mañana siguiente en los campos de la localidad, más concretamente en el lugar denominado de San Roque que, según los blanqueños, es el santo que cuida y protege a los corredores.

Con la aparición de los medios de transporte actuales, el encierro fue perdiendo su carácter funcional o práctico para dejar paso a un festejo taurino popular convertido en todo un acontecimiento nacional que, hoy día, tiene lugar en cientos de pueblos o ciudades a lo largo y ancho de nuestra geografía nacional. El tratadista Sánchez de Neira nos da una definición del encierro: es el acto de traer los toros desde el campo a las plazas para encerrarlos en los corrales y no en los chiqueros.

Nuestro encierro es urbano, ya que se desarrolla dentro de las calles de la población; de manada, pues son varios los cornúpetos y acompañados por algún cabestro; lineal o rígido, se realiza dentro de unas calles previamente establecidas en sentido lineal, sin otra alternativa posible, desde los corrales hasta la plaza, siendo la distancia habitual los 800 ó 1000 m; de corta duración, limitándose al tiempo que tarden en hacer el recorrido; de lidia, lo que conlleva que está virgen, en lo que a encierro se refiere. Nuestro encierro, que comenzó siendo de vacas, desde 1933 es de novillos. Se lleva a cabo desde la entrada del pueblo hasta la plaza montada para los festejos, siendo la carrera de unos 800 metros.

En este día, nos honran con su visita cantidad de vecinos de otras localidades murcianas, que conviven estos momentos de afición taurina como si también ellos fuesen miembros de la gran familia blanqueña, que en este concreto día llega a triplicarse.

Cuando suena el tercer cohete de bomba que anuncia la suelta del ganado, empiezan las carreras, todo el trayecto hasta la plaza se encuentra cuajado de un gentío multicolor que aclama, aplaude y grita. Desde hace algunos años no faltan encerristas femeninas que rivalizan con los del sexo fuerte, y corren de veras en el encierro.

Que sepa, solamente en el año 1963, el tradicional encierro no pudo celebrarse el día fijado, tal y como estaba previsto ya que faltaban cabestros, cuando ya todo estaba preparado, por lo que hubo de realizarse al día siguiente. El empresario taurino sólo trajo dos cabestros para nueve novillos, ante tal situación, inmediatamente se mandó un camión a Albacete para traer otros dos, pasaban las horas y el camión no volvía, en vista de lo cual, el alcalde dijo que hoy no se podría realizar ya que las normas establecen que, en poniéndose el sol, están prohibidos estos festejos.

El encierro está declarado de Interés Turístico Regional (BORM) de fecha 8 de marzo de 1990.