Comenzó hace casi 30 años dando de comer a 240 niños y niñas en el colegio Juan Navarro de La Hoya, asistida sólo por dos mujeres, Margarita y Huertas. Actualmente son más de 6.000 las bocas que tienen que alimentar cada día en periodo escolar, con una plantilla que ronda las 450 personas, una de las empresas con mayor número de trabajadores a su cargo dentro del sector. Recuerdan que la primera comida que cocinaron en el colegio fue a base de macarrones «y sobraron un montón».

Se trata del catering Antonia Navarro, una empresa familiar en la que los principales 'accionistas' son Antonia Navarro Mula, su esposo, Bartolomé Ruiz y los hijos de ambos, Pedro y Juan.

Lo que se inició cómo un experimento se ha consolidado hasta el punto de que la empresa no sólo atiende a más de 6.000 escolares en casi un centenar de colegios de la Región, sino que además lo hace en centros sociosanitarios y escuelas infantiles, además de atender cualquier evento por encargo. Para dar a conocer mejor la gastronomía local, la empresa dispone también de un restaurante en La Hoya, el restaurante Antonia Navarro donde, además del menú del día, en el que el arroz con pavo está siempre presente, se atiende cualquier tipo de celebración. «Estamos preparados para dar de comer a cualquier persona, siempre que tenga hambre», asegura el jefe de producción de la empresa.

'No poner nunca impedimentos, sino abrir caminos siempre', es el lema de la empresa, según el jefe de producción, Pedro Ruiz Navarro, quien además considera que «no existen grandes diferencias a la hora de servir a un niño, a una persona mayor o al invitado a una comunión», aunque reconoce que «para una persona mayor, el momento más importante del día es cuando se sienta a la mesa con los demás, siendo un gran conocedor del producto que va a degustar».

Al colegio Juan Navarro siguieron los de Virgen de las Huertas, Villaespesa, en Tercia, Narciso Yepes de Marchena o Pasico-Campillo, hasta dar el salto a otros puntos de la Región, como Puerto Lumbreras, Totana, San Javier o Murcia, en todos ellos con una alimentación basada en la dieta mediterránea. Según explica Pedro Ruiz, «se trata de educar en que se debe comer de todo, de manera regular y siendo conocedores en todo momento de las cualidades del producto que tenemos ante nuestros ojos». En este sentido, asegura también que «intentamos inculcar a los más pequeños por qué una ensalada o un plato de guiso es siempre mejor que un filete rebozado y por qué la fruta nos debe acompañar siempre como postre».

El jefe de producción es consciente de que «los controles son necesarios. Hay que vigilar los puntos críticos, controlar la temperatura de los alimentos, la limpieza y todo el proceso hasta que el alimento llega a la boca del consumidor».

Las madres de los comensales, según Pedro Ruiz, «nos suelen preguntar por la composición de la crema de verduras que se sirve en los comedores de nuestra empresa y aseguran que en sus casas los niños no se la comen y en el colegio sí lo hacen». Ruiz Navarro se muestra convencido de que «con una buena materia prima tenemos garantizado el 80% de lo que puede hacer una cocinera».