No ceden. Los vecinos del barrio de las Filipinas en Alhama de Murcia siguieron mostrando ayer su rechazo y oposición a la instalación de una mezquita en un local de esta zona de la población. En una tensa reunión que mantuvieron ayer por la noche con el alcalde de la localidad, Diego Conesa, y parte del Gobierno local, los vecinos del barrio alhameño mostraron su rechazo al acondicionamiento de una antigua carpintería para convertirlo en un lugar de culto islámico por los «graves problemas que causarían», según la percepción que dejaron mostrar algunos ciudadanos durante el encuentro, y que se la lleven a un lugar alejado, «donde no molesten, como el Polígono Industrial». Y es que la inseguridad, los ruidos y la falta de aparcamiento en el barrio son las principales preocupaciones de los vecinos y los escollos más importantes con los que se encuentra la comunidad islámica.

Antes de la reunión, fuentes municipales aseguraban a esta Redacción de que si no había un acuerdo con los vecinos, y como consecuencia aumentaba la presión ciudadana, el alcalde de Alhama aconsejaría a la comunidad musulmana vender el local del barrio de las Filipinas y trasladar la mezquita a un punto más alejado de la población. «Llegados a ese punto, habría que pedirles que se marcharan de ese bajo», aseguraban dichas fuentes.

Durante la reunión, un vecino llegó a ofrecer una permuta por una nave de 400 metros que posee en el Polígono Industrial.

Zonas de parking acondicionadas

En la reunión que mantuvieron el sábado la comunidad musulmana de Alhama de Murcia y el Ayuntamiento para debatir propuestas y buscar una solución entre todos, se pusieron varias ideas encima de la mesa, entre ellas la planteada por la comunidad en referencia a una de las quejas de los vecinos por la «falta de plazas de aparcamiento» que habría si la mezquita abriera en el barrio de las Filipinas. Desde el colectivo islámico proponían delimitar la zona de parking para que los vecinos tuvieran un espacio propio para aparcar y, «ante una acumulación de vehículos en la zona y la imposibilidad de estacionar, no nos importaría ir andando o aparcar más lejos», aseguraban. Por su parte, el imán de la comunidad dejaba claro que el uso que se le daría a la nueva mezquita sería de culto y para no más de 30 personas. «Las molestias serían mínimas y no habría aglomeraciones de personas».

Y es que la comunidad musulmana ya posee una mezquita en el barrio de Los Dolores de la localidad, cuyo funcionalidad quieren que pase a ser de estudio y lectura, ya que el local es 100 metros cuadrados más pequeño que el del barrio de Las Filipinas.

Respecto al ruido de los jóvenes musulmanes que se reúnen en algunos parques de la localidad, el alcalde propuso a la comunidad la idea de habilitar un espacio de ocio dentro de la mezquita y así «evitar aglomeraciones y molestias».Dos años hasta la apertura

Desde el colectivo religioso advierten de que la mezquita no estaría en funcionamiento hasta dentro de dos años, ya que «hay que conseguir dinero para rehabilitar el local y diseñar un proyecto que retrasaría bastante la apertura del centro de culto», según fuentes consultadas.