«Aquí nací, muero aquí» y «por mentir, cerdo, ¡muere por mentir!» son dos de las más célebres psicofonías que los amigos del misterio obtuvieron de grabar en el hostal tras el crimen de Alfonso. Inmueble escenario de una muerte inexplicable, inmueble que se convierte en objetivo de quienes buscan cazar fantasmas. El caso es que este crimen tiene todos los ingredientes para dar rienda suelta a las teorías. Estaba todo cerrado a cal y canto. La Policía, además de preguntarse quién había podido ser el asesino, se preguntaba por dónde habría salido. Y aún no se explica.