La majestuosa Plaza de Toros de Lorca es sin duda una de las más bonitas de España. Es monumental y recoleta, es señorial y castiza y es, con certeza plena, una de las más añejas, certificándolo el testimonio histórico de haber cumplido el pasado 29 de junio la friolera de ¡¡125 años!! Sus fundadores, benefactores de esta maravilla, seleccionaron del riquísimo santoral religioso, la festividad de San Pedro y San Pablo, no pudiendo elegir mejores padrinos «para tan excepcional fasto».

Por todo ello, queridísimo coso taurino de Sutullena, en estas líneas va implícita mi más emotiva y sincera felicitación por tu 125 aniversarios, merecedor de un premio simbólico de orejas y rabo. En tu dilatada vida, que transcurre entre verónicas, intercaladas en tres siglos, finales del XIX, todo el siglo XX, y lo que va del siglo XXI, han pisado tu fina arena las zapatillas de los más grandes toreros de España, que han hecho el paseíllo, entre música de pasodobles y el murmullo de aplausos de un público muy taurino. Estas efemérides, con seguridad están narradas por los mejores articulistas y escritores de toros de todos los tiempos, a saber, Don Gregorio Corrochano y el gran escritor y poeta Don José María de Cossío, autor de una Enciclopedia de Toros de tal lectura y difusión que vino en llamarse El Cossío.

Reconozco que mi pasión es el fútbol, pidiendo disculpas por alguna inexactitud, pero hay algo que está muy por encima de los toros y el fútbol, y que se llama Lorca, su rica historia.

De ahí que escriba encantado sobre este aniversario, ya que es de los pocos 'templo' por reconstruir en Lorca; cuando en una tarde apacible, de cuya fecha, en lenguaje cervantino no quiero acordarme, a la hora por excelencia de la fiesta nacional, las cinco de la tarde, utilizando la metáfora taurina, un toro asesino de nombre 'Terremoto', tras arrasar Lorca, sembrando el luto y la desolación, se dio la hipérbole de que este toro, 'Terremoto', asestó una primera cornada y otras que se sucedieron a la Plaza de Toros de Lorca, rompiéndole prácticamente la femoral de su existencia, que ahora transcurre en vida vegetativa, ingresada en la UVI de las esperanzas, con las heridas sin cicatrizar.

Y es que la Plaza de Toros de Lorca, antes tan guapa, ahora decrepita, se mantiene gracias a los cientos de piquetes y andamiajes de contención, que evitan milagrosamente su desplome, y es que «un viejo de 125 años» necesita ayuda asistencial, o en su caso, cuidados paliativos.

Y estos cuidados y ayudas, paradójicamente se lo prestan altruísticamente el simpático Club Taurino de Lorca presidido por un 'coronel', pero de apellido, Juan Coronel, que es el primer espada, de una 'cuadrilla' de bravísimos jóvenes que desde el día siguiente al terremoto se propusieron la reedificación de su querida Plaza, sufriendo un verdadero vía crucis que ha durado casi seis años, en continuadas visitas a personas y entidades obligados a escucharlos y la respuesta, frustrante, invariable, monótona, fue, 'No, No y No'.

De pronto, los noes, se convierten en síes. Un nuevo alcalde ha revolucionado a su pueblo, «tomando nuevamente el castillo», con sus noches mágicas inigualables, se ha recuperado el puesto de trabajo de Coy, se ha recuperado? la ilusión, porque, entre otras muchas cosas, dos equipos de fútbol han hecho una proeza inclasificable. El Lorca Club de Fútbol ha ascendido a 2ª A, la categoría de plata del fútbol nacional. Fulgencio Gil (llamarme Pencho), asiste al último entrenamiento y consigue decirles las justas palabras de estímulo. Conseguido el insólito ascenso, el alcalde salta y salta de alegría, sabedor de la importancia de este logro. Idéntica situación se produce con el otro equipo de la Ciudad, el Lorca Deportiva, que de Tercera División asciende a 2ª B y el alcalde habla y salta entre la algarabía reinante.

Y ahora, para no desviarme del tema principal, «promete la compra de la plaza y su total recuperación», en la que no sólo los toros, también los conciertos, recitales, conferencias, mítines, y en el ruedo, charlotadas, boxeo, pádel, bádminton, exhibiciones de motos, si las medidas lo permiten, tenis??, tendrán acogida durante 7 meses aprox.

Quiero que nadie pueda colegir que en estas últimas palabras, subyace una crítica a la anterior gestión municipal, nada más lejano, ya que la labor del señor Jódar ha sido excelente; ya que con los terremotos le tocó un toro muy difícil de lidiar, de ahí su merito incontestable.

He de ser consecuente para terminar, con el texto del artículo, y escribir sobre la estatua erigida en honor a Pepín Jiménez, sin duda el mejor torero de Lorca, de la Región de Murcia, y uno de los mejores toreros de España de todos los tiempos, escribiendo esta merecida loa sin que me tiemble la mano al teclear, así lo aseveran los trofeos cortados en todas las plazas de solera de España, mediodía francés, plazas de Sudamérica y salidas a hombros.

Se levanta la estatua frente al Coso de Sutullena, delante de su puerta principal. Es obra de una escultora lorquina de proyección internacional, María Dolores Fernández Arcas, que ha sabido interpretar la tragedia en su gesto cetrino, de color verdoso, y a su vez melancólico y adusto; gesto, color que dicen se acentuó tras el terremoto, al recordar su primeros muletazos, la alternativa, la vuelta al ruedo con las manos llenas de trofeos, y el público enardecido.

En el paroxismo de la metáfora, dicen que «algunas mañanas lágrimas autenticas resbalaban de sus mejillas, de igual manera que al saber la noticia de reconstrucción de su plaza, en su gesto serio se dibujó una sonrisa?.».

Sería injusto no escribir el nombre de otro torero lorquino que asciende vertiginoso en el mundo del toro, mi vecino Paco Ureña, que quizás en unos años pida sitio junto a Pepín, y a María Dolores otra estatua.