El triturado de los restos de las podas agrícolas podría convertirse en la alternativa para acabar con los molestos humos que sobre todo en los meses de otoño e invierno invaden la atmósfera en el Noroeste.

Esta semana, una agrícola ciezana ha puesto en marcha este sistema tras arrancar cientos de árboles que habían llegado a su última producción. Se trata de máquinas que van triturando las ramas y las depositan en grandes contenedores. Después son trasladadas a una central para convertirlas en biomasa. En otras ocasiones, los propios dueños de la finca donde se realiza el triturado lo utilizan como abono para la tierra o elemento impermeable del terreno para conservar la humedad.

Para Ecologistas en Acción, estas prácticas son una «verdadera alternativa a la quema de los residuos en las explotaciones agrícolas». Y existen empresas que gestionan estos residuos dando un buen ejemplo al resto de empresarios que todavía no han puesto en marcha este mecanismo.

Pero no todos están por la labor de utilizar este nuevo sistema. Los pequeños agricultores destacan que no pueden hacer frente a los gastos que supone contratar la maquinaria y su traslado. Otros, con pequeñas fincas en la huerta tradicional junto al Segura, aducen que en la mayoría de los casos estas máquinas, por tamaño, no pueden acceder a sus tierras.

Ecologistas en Acción lo tiene claro. Cree que en el caso de los grandes latifundios deben ser los empresarios los que se hagan cargo de sus podas, con sistemas que no perjudique la salud de las personas. En cuanto a los pequeños agricultores, los naturalistas dicen que el Consistorio debe gestionar la recogida de estos restos habilitando puntos de almacenamiento y su posterior traslado.

Otra cuestión vendría dada por la quema de alpacas de paja cuando existe un riesgo de heladas. En este sentido, los ecologistas han reiterado la necesidad de usar técnicas alternativas como la producción de viento con ventiladores cuyas corrientes evitan que el aire frío, que es más denso, descienda y se estanque en los valles de los campos ciezanos.

La posición que mantienen ecologistas y agricultores sobre las quemas agrícolas se encuentran enfrentadas desde hace años. Mientras los primeros se amparan en las molestias que producen a los vecinos y los problemas de salud en personas con patologías respiratorias, los segundos se amparan en que las quemas para evitar las heladas se realizan uno o dos días al año a lo sumo, y en que no existe un problema de salud pública.