Como si se tratase de un ritual, del 11 al 17 de Julio, con los primeros rayos del día, los jóvenes (y no tan jóvenes) del municipio se concentran en las proximidades del paraje de la Casa de Cristo en Moratalla, para trasladar al ganado por la vereda, hasta las proximidades del municipio.

Un ganado que posteriormente será el protagonista de los encierros, que la población del Noroeste murciano celebra en honor al Cristo del Rayo.

Jinetes y amazonas cumplen que la tradición que se hacía desde antaño de trasladar el ganado, cuando no había otro medio de transporte y apenas existían carreteras.

Hasta el año pasado, en los encierros que se realizaban por la mañana, el ganado llegaba por la vereda, mientras que en los de tarde las reses eran desencajonadas de un camión, directamente al inicio del recorrido. Este año la Mayordomía, el grupo de personas encargadas de realizar la fiesta, ha decidido que en los siete encierros que se realizan durante la Semana Grande sean trasladadas las reses por la vereda, para afianzar y seguir conservando las tradiciones del municipio.

Unos encierros que, a lo largo de la historia del municipio no siempre han estado dedicados al Cristo del Rayo, y sus fechan han ido cambiando por determinados motivos.

En esa procesión de sombras, que se pintan en los cerros que bordean la ciudad, durante los primeros rayos de sol, son muchos los amantes a este trasiego que acompañan a la comitiva andado. Para unos es tan solo un acto de ejercicio o una actividad de la semana de fiestas; para otros, supone revivir sus tiempos de juventud, cuando la dureza de transportar las bestias por las veredas era el pan de día, en unos años donde, en feria, se podía hacer cualquier cosa, menos trasladar reses bravas.

La gente se agolpa en las intersecciones de la estrecha vereda (hoy convertida, en algunos tramo,s en un paseo para el disfrute de los senderistas debido al desuso del transporte de animales) para poder disfrutar de la estampa tan pintoresca. Los mejores lugares para un amanecer distinto, con la riqueza de las sierras del Noroeste al fondo de la estampa, son la carretera de conecta Moratalla con el Campo de San Juan (a unos dos kilómetros después del Puente de los Arcos), y en la entrada a Caravaca (unos metros antes de la gasolinera que hay al inicio del casco urbano).

Esta procesión histórica tan singular concluye en las proximidades del cortijo El Cercao. Allí las reses bravas y los cabestros esperaran pacientes la hora del encierro, donde serán protagonistas de carreras, quites y engaños. Ayer le toco el turno a la prestigiosa ganadería de Núñez del Cuvillo, y es que por Moratalla también pasan las reses bravas de las ganaderías más destacadas del panorama taurino, como sucedió el pasado viernes con Cegada Gago.

La ciudad del Mazapán, dentro de los actos programados con motivo de sus fiestas mayores, ha sido el escenario elegido para la celebración del primer encuentro del Consorcio de poblaciones con Encierros por Vereda.

Son ocho municipios, y Moratalla es la única localidad murciana, los que engloban este consorcio, que, en palabras del alcalde de Moratalla, Jesús Amo, tiene el objetivo « de poner en valor las tradiciones que desde hace siglos se siguen manteniendo en estas ochos localidades». Durante la jornada también estuvieron presentes las regidoras de Elche de la Sierra y Molinicos en Albacete y el alcalde de Castril de Granada.

Sobre el trato de los animales, Amo puso de manifiesto que «otro de los objetivos de este tipo de manifestaciones es realizar una labor educativa por el respeto a los animales». Especificó que «estamos viendo que, cuando algún ciudadano advierte de que el trato al animal no es el correcto, inmediatamente salen en defensa de dichos animales».