Hay quienes se plantean si el actual nombre de nuestra Región, de nuestra comunidad autónoma, es el más indicado. Según la Constitución, debería ser «el que mejor corresponda a su identidad histórica», por lo que es interesante conocer el nombre y la adscripción de este territorio a lo largo de la historia.

En tiempos de los iberos, Contestania fue una región que se extendía desde el río Júcar hacia el sur y el oeste, incluyendo gran parte de la actual provincia de Murcia. En el año 229 a. C., los cartagineses fundan Cartagena y la convierten en base de operaciones militares y comerciales de sus territorios ocupados al sur de la Península. Después, los romanos, tras su conquista, hicieron diferentes divisiones provinciales. Tanto en tiempos de Cartago como en los de Roma, la organización establecida fue de dominación, nunca autónoma, y no vinculaba Cartagena solo con el sureste. Como es sabido, los límites de la provincia Carthaginensis eran mucho más amplios. Estando ya la península en manos visigodas, Bizancio reconquistó una franja en el sur y el este que se llamó Spania y Cartagena fue su capital, pero tampoco coincidía, ni aproximadamente, con nuestra Región.

Cuando se produjo la invasión musulmana, perduraba en esta zona la provincia creada por Leovigildo, que abarcaba las actuales Alicante, Albacete, Murcia y parte de Almería. Su nombre, Aurariola, coincidía con el de su capital, la actual Orihuela, y fue un claro precedente del Reino de Murcia. Su gobernador entonces, Teodomiro, logró su autonomía pactando con los invasores y después, tras varios conflictos locales, Abderramán II puso paz y fundó, en el año 825, una nueva capital, Mursiya, Murcia, en sustitución de Orihuela. Al caer el califato de Córdoba, aquella región, entonces Kura de Tudmir, se independizó como taifa, configurándose el primer estado independiente murciano, con capital en Mursiya, que multiplicó su extensión y logró un gran esplendor cultural en las épocas de Ibn Mardannis, el famoso Rey Lobo, y de Ibn Hud.

Tras la reconquista en 1243, Alfonso X el Sabio convirtió aquel reino taifa en el Reino de Murcia y a partir de entonces, tras la repoblación, comienza a generarse nuestra sociedad actual. Aquel reino perduró durante seis siglos hasta la famosa división de Javier de Burgos en 1833, en la que la Región de Murcia incluía a Albacete. En 1873, en la primera república, Murcia (así, sin más) figuraba entre los diecisiete estados del proyecto de Constitución Federal, en el que no estaban las actuales comunidades de Cantabria ni La Rioja, incluidas entonces en Castilla la Vieja, pues los estados federados serían «los antiguos reinos de la monarquía». Aquel proyecto se frustró por la sublevación cantonal, pero nos indica claramente la gran importancia histórica del Reino de Murcia. Pues bien, aquella región nuestra de 1833 continuó hasta que en 1982 se convirtió, sin Albacete, en Comunidad Autónoma de la Región de Murcia.