«¿Sabía usted que tenía una orden de alejamiento de su esposa?» «Sí». «Pese a ello, ¿vivía con ella?» «Sí». «El 5 de octubre de 2015, ¿discutió con ella en su casa de Beniel?» Sí». «¿La golpeó?» «Sí». «¿Llamó luego usted al 112?» «Sí». Y el monosílabo «sí» fue prácticamente lo único que salió ayer de la boca de Sidi Ibrahim D., que este lunes comenzó a ser juzgado en la Audiencia Provincial de Murcia. Se le acusa de matar a golpes a su mujer, Maimouna.

Él confesó que lo había hecho. Admitir los hechos conllevará una reducción de la pena de 15 años (más otro por saltarse la orden de alejamiento) que la Fiscalía pide para él por homicidio.

El procesado (que fue trasladado a los juzgados por agentes de la Policía Nacional y esposado, ya que viene desde la cárcel) sólo intentó hablar más en una ocasión. Fue cuando la fiscal le preguntó si había pegado a Maimouna con un palo. Sidi Ibrahim empezó a divagar, pero su abogado defensor le habló al oído y el hombre frenó. Simplemente, se limitó a reconocer su culpa.

Pese a admitir los hechos, el juicio sigue adelante. Ya se ha formado un jurado popular, que se encargará de establecer si el hombre, natural de Mali y actualmente de 35 años, es culpable o no.

Aquel aciago día de octubre de 2015, no era la primera vez que Sidi pegaba a Maimouna. Este hombre ya tenía una condena firme por maltratador: apenas un mes antes, le habían sentenciado a 10 meses de prisión por golpear a la mujer. De hecho, no podía acercarse a ella, de lo cual era consciente, como admitía hoy mismo ante el tribunal. Pese a ello, la pareja seguía conviviendo, en un tercer piso de Beniel.

Del matrimonio habían nacido dos hijos, que en el momento del crimen tenían 7 y 4 años. Y estaban en la casa cuando su padre apaleó a su madre. Le pegó en la cabeza y en el cuello con un palo. Así hasta que la mató, según confesaba él mismo ante el tribunal.

Los agentes de Policía Local que llegaron al domicilio, tras ser alertados por vecinos que escucharon los gritos de la mujer, encontraron a los dos pequeños llorando junto al cadáver de su madre. Sidi, tras apalearla hasta la muerte, se había ido del piso. Telefoneó al 112 y dijo dónde estaba: en un bar de El Raal. Allí fue localizado y detenido por agentes de la Guardia Civil.

Desde entonces, el acusado está en prisión provisional. Al admitir Sidi los hechos, el juicio será más corto. Además de la pena de cárcel, el Ministerio Público pide que el procesado indemnice a cada uno de los hijos que tiene con la difunta con 50.000 euros.