Con la voz rota por la emoción, la presidenta de Astrade -la asociación en cuyo centro trabajaban ambos fallecidos-, María Soledad Guerrero, leyó a las puertas del edificio en el que se produjo el crimen un comunicado que hablaba de que el centro ha sido «el escenario de una tragedia».

Sin admitir preguntas posteriores, Guerrero hizo especial hincapié en su lectura en que «no ha habido ninguna persona con trastornos del espectro autista afectada», cuyas familias creen que «sería una tragedia añadida que la sociedad las relacionara con comportamientos que les son ajenos» y que «no deben contribuir a perpetuar falsos estereotipos o estigmas».

El centro integral Reina Sofía tiene 60 usuarios atendidos por 40 profesionales, además de servicios de administración, con plazas concertadas con el Instituto Murciano de Acción Social del Gobierno murciano.

«Además, las propias familias de Astrade y todos los que forman parte de esta entidad sin ánimo de lucro, se sienten fuertemente impactadas por el suceso. Todos están conmocionados por la noticia, desde los profesionales compañeros de los fallecidos a las familias de las personas las personas con Trastorno del Espectro Autista que reciben apoyos en ese y en otros centros de Astrade», aseguraron desde la asociación.