Se enfrenta a 16 años de cárcel en total por tres delitos: agresión sexual, abuso sexual a una menor y tentativa de abuso sexual a una menor. Antonio M. F., el hombre que se sentaba ayer en el banquillo de la Audiencia Provincial para ser juzgado por estos hechos, proclamó en todo momento su inocencia, hasta el punto que llegó a decir que una de las niñas de las que presuntamente abusó se había inventado los hechos para evitar que él contase a su madre que la menor mantenía una relación lésbica con una compañera.

La Fiscalía le acusa de forzar sexualmente a las niñas cuando estas subían a ayudar a su propio hijo con los deberes. A una de ellas, la más pequeña, intentó penetrarla, y llegó a eyacular mientras se frotaba con ella.

En su declaración, el procesado explicó que las niñas eran hijas de unos amigos y vecinos suyos en Alcantarilla, y que, allá por mayo de 2012, él sorprendió a la mayor (de entonces 15 años) con otra chica «agarradicas, dándose besos». Relató que, al día siguiente de ver esa escena, vio a su vecina en el edificio y le dijo: «¿Saben tu padre y tu madre que tienes una novia en puesto de un novio?» «La chica se puso nerviosa», contó el acusado. En su opinión, «el problema fue eso. Su madre (la de la niña) era una persona que si tenía que pegarles les pegaba. Quizás ella tenía miedo de que yo se lo dijese a su madre», argumentó.

«Nunca, nunca, nunca», repetía Antonio en bucle ante las preguntas de la fiscal, que le iba interrogando sobre si tocó a las niñas, que tenían 11 y 15 años entonces.

Después del acusado, declaró como testigo el padre de las víctimas. El hombre aseguró que, al confesar sus hijas lo que les había pasado, subió a hablar con su vecino, «y él me dijo que eran cosas de las crías».

«Cuando lo contó la mayor, la pequeña empezó a decir que eso le había pasado anteriormente a ella, pero que le daba vergüenza decírnoslo», relató el padre. Preguntado por la orientación sexual de su hija mayor, admitió que sabía que ésta tenía como pareja a otra chica, algo que su esposa no veía con buenos ojos.

A continuación testificó una de las víctimas, que actualmente tiene 20 años. «Lo único que recuerdo es que subí a su casa, estuvimos hablando y ocurrió aquello», dijo, en referencia a la agresión.

Fue «en el pasillo», rememoró la joven. «Me tocó algunas partes de mi cuerpo, como el pecho por encima del sujetador. Intentó meterme la mano en el pantalón, pero yo me revolví. Me preguntó si en mis partes íntimas tenía vello púbico y empezó a tocar. Le intenté empujar. Como estábamos en el pasillo, muy cerca de la puerta, me fui corriendo. Llamé a mis padres, conté lo que me hizo y fue cuando mi hermana dijo: ´A mí me hace cosas parecidas´».

«Cuando yo era más pequeña también se produjo algún tocamiento, pero me dijo que no dijese nada», confesó la víctima.

La otra menor, que cuenta ahora con 16 años, señaló que, al ver que su hermana mayor contaba que el vecino la había intentado forzar, «pensé que era mi oportunidad, no me lo podía guardar más tiempo». No contó nada antes «por miedo de que mis padres se preocupasen mucho», dijo. Además, «Antonio me había dicho que mi madre ya lo sabía».