El corazón y su voz bastaron «a un humilde peregrino» para llenar de hermosura festera la plaza del Arco caravaqueña, durante el pregón de fiestas que ofreció el cantaor más internacional de la Región, Curro Piñana.

Una voz que llegó al alma de los cientos de caravaqueños que se congregaban en la céntrica plaza y que, como no podía ser de otra manera, tuvo guiños a la Cruz con una saeta; a los Caballos del Vino entonando las estrofas de Agustín Sánchez en la canción Mañana del Dos de Mayo; una Granaina a los Moros y Cristianos, concluyendo con el himno de Caravaca. Tampoco faltaron los versos de Manuel Guerrero Torres.

Piñana recordó la experiencia que tuvo hace unos meses de haber podido disfrutar del programa Peregrinos, que ofrece 7 Región de Murcia, un programa que partió desde Cartagena, a la que también le dedico unas palabras, «quien ahora os habla es el alma de un cartagenero que reside en Murcia y que se siente tremendamente orgulloso de esta Región, de sus gentes, de su historia y de sus señas de identidad».

En sus palabras también confesó esa devoción que mantiene con la Sagrada Reliquia, «a la que profeso una enorme devoción desde bien pequeño, algo que jamás he ocultado. Al contrario, nunca desaprovecho la ocasión de propagar, en cualquier punto del planeta, la fe que me inspira», añadiendo que «muchos descubrimos en la Cruz de Caravaca, en la Cruz de Cristo, al Dios que nos entiende y nos besa en cada uno de nuestros sufrimientos».

Para Curro Piñana las fiestas son consecuencia directa de dos premisas fundamentales: «Caravaca y su Cruz, que es como ponderar quién las realiza y en honor a quién se celebran. Dicho de otra forma: sin Caravaca y sin su Cruz no existirían estas Fiestas».

El cantaor definió, durante su pregón, a los caravaqueños: «Sois gente abierta, de sonrisa fácil y con capacidad innata para crear vínculos e integrar a los visitantes en vuestra propia realidad». Definió este Año Jubilar como «un año caminante, un año peregrino. Son múltiples los lugares de salida, pero sólo uno es el destino: Caravaca».

Tras realizar un intenso repaso por todos los actos que se celebrán durante las fiestas de mayo, concluyó de manera emocionada exclamando: «Quiero ser un caravaqueño más. Y como tal, abrir mi pecho, henchido de emoción, y cantar con todos vosotros ese fragmento del Himno que pregona a los cuatro vientos esta gran verdad».

Jura del Rey cristiano

Por otro lado, y como parte también de estas fiestas de mayo, el Rey Fernando III, El Santo, y la Reina Beatriz de Suabia, este año encarnados por Rubén Bermúdez y Carolain Morales, anunciaron su llegada a la ciudad en la Jura del Rey, que organiza el grupo Cristiano de los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén. Tras ser recibidos en la fortaleza, donde se custodia y venera el Lignum Crucis, el Rey juró defender la ciudad. Posteriormente se celebró en el refugio del grupo cristiano la tradicional cena medieval, que concluyó con la lectura del Romancero Maldito, un repaso de todo lo acontecido en la ciudad durante el último año, en tono satírico.