Ya no está. Ha desaparecido. El olmo centenario del Camino de Madrid ya es historia y ni sus defensores lo han impedido ni sus detractores le han dicho adiós. En el escaso metro cuadrado en el que este gran ejemplar de ulmus minur hundía sus raíces desde hace más de 100 años, luce ahora una ´lechada´ de cemento con nuevas baldosas como señal inequívoca del llamado progreso.

Muchos vecinos nacieron, crecieron y envejecieron bajo una sombra que ya nunca más siluetará la vieja acera de las antiguas casas de Don Mariano Camacho. No habrá pues legado ni testigo mudo de una historia de más de un siglo con más miserias que grandezas.

Bajo la resignación, hace unos días, varios vecinos del Camino de Madrid quisieron simbolizar el eterno fallecimiento de la ´bombilla´, como así le apodaban los más viejos del lugar. Encendieron un cirio justo en el lugar donde se alzaba el árbol, cuya altura sobrepasaba los 12 metros.

El ejemplar estaba incluido con el número 71 en el catálogo de ´Árboles singulares de Cieza´ y dispuesto para su protección en una ordenanza municipal desde el 28 de junio de 2011.

En 2010 se pidieron medidas

En el año 2010, la organización Ecologistas en Acción reclamó al Consistorio que estableciera medidas de protección en las obras que entonces se estaban realizando en el Camino de Madrid para evitar daños sobre el olmo centenario y alertaba de que «no es la primera vez que, ante una circunstancia similar, se talan o dañan de manera fatal árboles adultos».

Según aseguran los vecinos, el árbol floreció por última vez en la primavera del año 2015, pero solo lo hizo en una de las dos ramas. Se describe en su ficha como un ejemplar de 1,88 metros de perímetro y de 12,2 metros de altitud. Además, se especificaba que estaba libre de plagas pero que sí precisaba de podas de mantenimiento y de reequilibrio.