En Ulea, a principios del siglo XX, eran frecuentes las funciones teatrales y conciertos musicales. Casi siempre se programaban para domingos y días festivos, aunque también -algunas veces- en sus vísperas . En el teatro Reina Victoria Eugenia se representaban obras de gran relevancia y, los actores y actrices, cobraban un salario fijo, contratado previamente, por el empresario uleano D. Julián Valiente.

Sin embargo, a pesar del alto nivel de las obras representadas y la consiguiente afluencia de público, dicho empresario se quejaba amargamente porque las cuentas no le salían: los ingresos en taquilla eran deficitarios y, por consiguiente, su ánimo decrecía, a pesar de que el público uleano -y el de la comarca- acudía en masa a la representación de dichos espectáculos.

Entonces ¿a qué se debía el deficitario ingreso en taquilla? Sencillamente a que los 'mandamases' del pueblo: clérigos, políticos, militares y terratenientes no pagaban el importe de su entrada: «Pasaban de balde al teatro» y, además de entrar gratis, invitaban a sus amistades -que eran muchas- tanto de Ulea como de los pueblos colindantes y, no conformes todavía, a sus 'lacayos y ganapanes', sí, «allí acudían sus servidores» para que les trajeran el chambi -que vendían en la puerta del teatro- o los cucuruchos de papel de estraza con tostones y miel, o las avellanas, o los cacahuetes. Tanto la chambilera como la manisera aprovechaban los días de representación teatral ya que, de esa forma, obtenían una generosa cantidad de dinero, con el que ayudaban al mantenimiento económico de sus familias. También aparecía, por allí, un lustrador de calzado, llamado 'el Kolás Bermejo', venido de Ojós, que, con un trapo y grasa de cerdo, limpiaba primero y lustraba después. Estos tampoco pagaban entrada, aunque casi siempre efectuaban su trabajo en los intermedios. Había otro grupo -bastante importante- que tenía amistad con el portero del Teatro al que sobornaban con unos cigarrillos y entraban gratis, como los anteriormente citados, A estos se les decía que 'entraban de matute'

Cuando, a partir del año 1910, la banda de música de Ulea comenzó a efectuar conciertos dominicales y, en días festivos -generalmente por la mañana, después de la salida de misa- también ocurría lo mismo: los prebostes del pueblo «seguían entrando de balde» y, aunque todos los músicos eran del pueblo, excepto el Maestro, el Sr. Zinzas, y, posteriormente el Maestro Turpín -gran músico, tocando el violonchelo en la banda de música militar, de Málaga- (por fallecimiento prematuro y repentino del primero). El conjunto de la Banda de Música Municipal de Ulea necesitaba una dotación económica para reponer instrumentos y subsistir -a pesar de la estimable aportación del Consistorio municipal- y como no era suficiente, en el año 1927 tuvieron que dejar de actuar por falta de recursos económicos.

Testimonios documentados de la Región de Murcia, acreditan qué, durante los siglos XVII y XVIII, 'los mandamases' tenían las prebendas de «entrar de balde a los espectáculos teatrales» a los que se sumaban los miembros institucionales de la Inquisición.