Entrañable. Esa es la palabra que mejor podría definir a la abaranera Fiesta del Niño, un acontecimiento único que acerca la figura del Niño Jesús a todos los hogares del pueblo cuando el calendario alcanza el 6 de enero. Habría que remontarse varios cientos de años atrás para encontrar los orígenes de esta celebración en la que la unidad familiar constituye el eje principal. No en vano, todo el clan, en cada hogar, espera la llegada del recién nacido.

Este viernes, la Hermandad de Ánimas -entidad encargada de organizar la fiesta conjuntamente con el Ayuntamiento y con las distintas parroquias- puso en la calle un total de 22 imágenes que recorrieron las alrededor de 3.500 viviendas de la localidad. Hubo que sumar además las visitas a los enfermos abaraneros en los hospitales de Cieza y de Murcia, y a las residencias de ancianos de la comarca.

La fiesta comenzó desde primera hora de la tarde tras la salida de las imágenes desde la Iglesia de San Juan Bautista. Desde allí se dirigieron a los barrios más modernos donde la la sidra y el champán burbujeaban al escucharse la campanilla de los ´animeros´, que anunciaban la inminente llegada del Niño.

"El Niño Jesús entra en esta santa casa", dice el sacerdote tras cruzar la puerta de cada una de las viviendas. "Bienvenido sea", responden de inmediato sus moradores. Es un ritual que se repitió una y otra vez a lo largo de toda la noche y la pasada madrugada. Espectacular volvió a ser una vez más la salida desde la parroquia de San Pablo, al filo de las nueve de la noche, con centenares de personas que desafiaron alfrío y abarrotaron las estrechas e inclinadas calles del casco antiguo de la villa.

Mientras tanto, los dulces fueron dando paso a ricas y variadas tapas para amenizar una fiesta que se prolongó durante toda la madrugada y en la que tampoco faltó un nutrido surtido de licores, imprescindibles para soportar el intenso frío de estas tierras de la Murcia del interior.

Visita a los ancianos y a los enfermos

Cada año, uno de los momentos más emotivos se produce cuando la imagen del Niño Jesús llega a las residencias de ancianos y también a los hospitales donde hay vecinos del pueblo ingresados. Son visitas que los hermanos de la Hermandad de Ánimas realizan por la mañana. Las lágrimas están siempre presentes en estos abaraneros que tienen que recibir a la imagen lejos de sus moradas.

Tradicionalmente, el portador del Niño que acude a la residencia Nicolás Gómez Tornero es José Simeón Carrasco, cronista de Abarán y colaborador de LA OPINIÓN, que ayer no faltó a la cita para llevar la esperanza a estos vecinos.