Este año el nuevo párroco ha decidido hacer algo 'descafeinado' tres días a las 9,30 de la mañana, es decir, a la hora que habitualmente se celebra la misa de gozo, por lo que prácticamente se ha perdido una tradición secular de este pueblo.

Las misas de gozo son una tradición muy antigua y que se realizan como prólogo a la Navidad. Normalmente son nueve, aunque pueden ser cinco o tres, y terminan con la misa del gallo, la noche de Nochebuena.

En la villa ha habido tres etapas. La primera, sobre 1930, cuando se celebraban en el convento de San Francisco, organizadas por la Hermandad de San Francisco de Paula, y eran los sacerdotes hijos del pueblo Ildefonso Carrillo, Mariano Rosique o Francisco López Hurtado, por delegación de siempre recordado párroco Lorenzo Pastor Puertas. Todo esto se interrumpe en 1936 con el inicio de la Guerra Civil. En 1940 se reinicia la tradición, esta vez en la ermita de San Roque (el convento había quedado semidestruido como consecuencia de la guerra). En San Roque serían los sacerdotes citados los encargados de realizar las misas de gozo, siempre entre las 6 y las 7 de la mañana.

Pero todo esto termina sobre el año 1960, y vendrían tristes años que coinciden con el lamentable derribo del templo de San Pedro Apóstol y la llegada del nuevo párroco Diego Hellín Zaragoza, en el que Alcantarilla casi pierde toda su identidad, sobre todo lo relativo a costumbres y tradiciones religiosas.

Felizmente en 1990, se recuperan las misas de gozo, pero esta vez en la reconstruida iglesia de San Pedro, y siempre entre 7 y 7,30 de la mañana, corriendo esta iniciativa a cargo del sacerdote colaborador, Serafín Gómez, que las celebraba en su anterior destino en la isla de Puerto Rico. Desde esa fecha hemos tenido en el templo citado, casi siempre sobre la hora expuesta, las misas de gozo.