El obispo de la Diócesis de Cartagena, José Manuel Lorca Planes, ha designado como párroco de dos templos lorquinos a un joven nigeriano que salió de su patria como emigrante pensando viajar hasta Londres para estudiar derecho y acabó en el seminario de Murcia siendo sacerdote. Antes de eso fue encarcelado, pasó hambre, ayudó a enterrar en el desierto a un compañero de viaje, conoció de cerca el engaño de las mafias y vio morir a todos los compatriotas que iban a bordo de otra patera, junto a la suya, con dirección a España.

Su historia podría servir para el guión de una película con final feliz. Se trata de Kenneth Chukwuka Iloabuchi, nigeriano que al cumplir los 18 años comenzó a soñar con formas de huir de la pobreza y conocer otros mundos gracias a las imágenes que, al igual que a otros jóvenes, le llegaban a través de la tele. Su sueño era viajar junto a un amigo hasta Europa, llegar a Reino Unido y estudiar para abogado con el fin de poder ayudar a su madre y seis hermanos que le esperaban en Adazi Nnukwu.

La familia consiguió algo de dinero y el joven nigeriano, junto al amigo, emprendieron rumbo a Lagos, ciudad portuaria de Nigeria. Les dijeron que sería fácil entrar en España, donde había trabajo.

Obtuvieron el visado de entrada en Marruecos y en septiembre de 1997 llegaron a Casablanca, donde la cruda realidad comenzó a mostrar su rostro. Los siguientes dos años vivió como pudo en la ciudad marroquí. En las calles del Magreb se alimentaba a base de pan y agua. Fue entonces cuando decidió regresar con su familia, pero los conflictos diplomáticos entre Marruecos y Nigeria se lo impidieron. Kenneth se trasladó a Tánger para intentar llegar a Ceuta, pero la Guardia Civil lo detuvo y lo devolvió a África. Los guardias marroquíes rompieron su pasaporte y fue recluido en un centro de detención durante 15 días.

Finalmente y tras recibir de nuevo dinero de la familia se permitió el 'lujo' de pagar el pasaje en una patera rumbo a España y previa aportación económica a las mafias que dirigen este tipo de negocios. Tras más de 4 horas de navegación escuchó llantos y gritos desde la patera que iba a su lado. El motor se había parado. Volcaron y todos murieron. Fue entonces cuando prometió a Dios que si le salvaba de aquella situación dedicaría el resto de su vida a él. Fue rescatado por la Guardia Civil y encarcelado en Algeciras. Un juzgado le dio 48 horas para abandonar España, pero ni corto ni perezoso subió a un autobús y viajó hasta Murcia, donde a lo largo de dos años trabajó en la construcción y en el campo dejando a un lado su anhelado deseo de estudiar derecho en Londres. Llegó incluso a tener novia.

Su madre le preguntaba si iba a la iglesia, a lo que él respondía que sí aunque era mentira porque no entendía el idioma. En el año 2002 acudió un día a misa en la parroquia de San Andrés, de Murcia, donde el sacerdote Jesús Abenza lo invitó a sentarse en los primeros bancos y a rezar. Fue entonces cuando decidió entrar en el seminario.

Kenneth Chukwuka fue ordenado sacerdote en el año 2013. Ha estado de coadjutor en la parroquia de San Mateo de Lorca y ha sido vicario parroquial en San Pedro del Pinatar. A mediados de este año el obispo lo nombró párroco de las parroquias del Sagrado Corazón de Jesús de La Hoya y Santa Gertrudis en Tercia y Marchena. Atiende asimismo las ermitas de Hinojar y Aguaderas y ejerce como capellán en el hospital Rafael Méndez.

Cuando solamente hace dos meses que convive con la gente de estas pedanías lorquinas ya se ha ganado el cariño y afecto de todos sus feligreses.

Kenneth Chukwuka lo reconoce: «Estoy vivo de milagro y gracias a Dios, porque me ama». «Al ver lo que le ha pasado a muchos de mis compatriotas he llegado a comprender que la muerte es algo real y que el hombre vive hoy pero no sabe lo que puede ocurrir mañana». Ver morir en el mar a sus compatriotas fue lo peor que le pudo pasar y algo que no olvidará nunca, «la peor imagen es ver la muerte de tus compatriotas tan cerca», ha dicho.

Sobre su hégira explica: «Jesucristo fue el primer emigrante porque tuvo que dejar su tierra y marchar a Egipto».

Predicar en Nigeria

El sacerdote nigeriano ha sido invitado a su país para hablar con los jóvenes y contarles su experiencia. Les recomienda que «antes de lanzarse a sueño de viajar a Europa intenten comenzar su vida en su país», aunque reconoce que «la persona que está viendo cada día la muerte de cerca a causa de la guerra o del hambre, por mucho que le ofrezcas consejos no te va a escuchar». Según este sacerdote, «a los jóvenes les prometen que en Europa van a poder trabajar y estudiar, algo que no se corresponde con la realidad».

Actualmente colabora con la pastoral de los inmigrantes en Murcia a los que intenta ayudar y resolver sus problemas, «incluso con los musulmanes, que me ven como un inmigrante más». Continuamente se desplaza desde Lorca hasta la capital de la región para estar con ellos e involucrarse en la solución a los problemas que padecen: «Hago lo que puedo pero sobre todo, les escucho, que es algo que necesitan». En sus parroquias y hasta el momento ya ha conseguido que suene la campana de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús y quiere poner en marcha una coral. Asegura que no aspira a nada más que « a servir a Dios como un pobre sacerdote»