«Oímos un fuerte estruendo y un temblor como si se tratara de un terremoto», explicaban anoche Nora y Mariano, propietarios de la vivienda situada en el número 16 de la Cuesta del Horno en la pedanía muleña de Los Baños de Mula, al relatar lo que habían sentido cuando las fuertes lluvias registradas durante toda la jornada en el municipio provocaron la caída de un muro junto a su vivienda y el desprendimiento de parte de la calle, dejando la puerta de su vivienda a escasos metros de un barranco con varios metros de altura.

Hasta el lugar se desplazaron de inmediato Policía Local, Bomberos, Protección Civil y técnicos municipales para evaluar los daños y el peligro que los hechos podían haber generado en la vivienda, ya que presentaba unas acentuadas grietas en la fachada principal y en el interior de un almacén.

Con el desprendimiento caía, además, parte de la tubería que suministra el agua a la pedanía, por lo que hubo que cerrar la llave general dejando a los vecinos sin agua. A última hora de anoche se desconocía cuándo se reanudará el suministro, ya que la zona es inestable y la tierra que sostiene el barranco se encuentra humedecida por las fuertes lluvias.

Los vecinos de la zona y los propietarios de la vivienda afectada afirmaban que ya habían manifestado en varias ocasiones que se estaban produciendo grietas en la calzada y en la vivienda debido al paso de camiones de gran tonelaje que en los últimos meses han estado trabajando en Los Baños debido a las obras en las conducciones de saneamiento en la pedanía, aunque no podían sospechar que la caída del muro arrastrara consigo parte de la calle ya que, al parecer, la antigua estructura que soportaba el peso de la calle era inexistente.

Tras evaluar los daños y la cercanía de la vivienda con el barranco se ha confirmado que no existe riesgo en el edificio, pero sí se hará un seguimiento continuo del lugar, ya que la previsión indica que seguirá lloviendo, lo que puede generar que el agua siga arrastrando el terreno y ocasionar nuevos daños.

«No sé si podré descansar algo esta noche, porque aunque dicen que no hay peligro, lo cierto es que yo no estoy tranquila», explicaba Nora mirando cómo su calle ha quedado reducida a poco más de un metro.