Iban a echar a una familia de su casa y del bar que regentan los padres en el número 9 de la calle Socovos de Calasparra, pero finalmente el desalojo no se produjo ayer. También estaba previsto el desahucio de una familia de origen magrebí que trabaja en Jaén, pero tampoco se llevó a cabo. Miembros de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) acompañaron a estos vecinos mientras aguardaban la decisión del juez. Tras dos horas de espera, la buena nueva llegó para ellos: el juzgado número dos de Instrucción de Caravaca ordenó la paralización del desahucio de estas dos viviendas, así como del establecimiento hostelero. Ahora se abrirá un proceso de diálogo con el banco (Caja Rural de Albacete) para intentar obtener un alquiler social, según explicaron fuentes de la PAH a este diario. Mientras, Ruth y Francisco -como así se llama la pareja dueña del local, «su único medio de vida»- y sus tres hijos pudieron regresar a su hogar.