Seis mujeres y tres hombres forman el jurado popular que desde este lunes juzga en la Audiencia Provincial de Murcia al sargento de la Guardia Civil Juan Antonio L. Q., que se enfrenta a cinco años de cárcel por, presuntamente, quedarse con más de 13.000 eurosque halló en el escenario de un doble crimen acontecido en Mazarrón en 2011.

Juan Antonio L. Q. se enfrenta a una pena de cinco años de prisión por un presunto delito de malversación de caudales públicos. Su defensa alega que él metió el dinero en un cajón y que alguien se lo llevó de ahí, y que por miedo no lo comunicó al momento a sus superiores. Que él no se quedó con el dinero.

"Llevo 24 años, pero es mi primer juicio de jurado", admitió Andrés Silvente, el abogado del sargento. "Mi cliente, con toda honradez, viene a un juicio sin conformarse. Porque de aquí puede desaparecer su carrera como guardia civil", resaltó el letrado. "Este señor no ha cometido ningún delito", subrayó Silvente. Destacó que los guardias civiles que van a declarar como testigos "fueron subordinados suyos". "Después de lo que he hecho por la Guardia Civil, no siento apoyo, he tenido que pedir cambio de destino", contó el letrado que le dijo su cliente.

El abogado apuntó que es preferible tener "un culpable en la calle que un inocente en prisión".

En su declaración, el sargento dijo que el dinero no lo intervino él, "me fue entregado en una bolsa de congelados del Mercadona".

"El dinero lo meto en mi cajón", reconoció. La fiscal le preguntó que por qué no lo ingresó en la cuenta del juzgado, y él dijo que "porque había que hacer gestiones de dónde procedía". "Se metió, se guardó el dinero bajo llave en mi cajonera", resaltó, a lo que añadió que él no sabía que había caja fuerte en la unidad. "Es práctica habitual: el que no tiene caja fuerte, hace eso", trató de justificar.

Señaló que a los quince días tuvo que ir a Barcelona a detener y tomar declaración a otra persona relacionada con el crimen de Mazarrón, y que fue a su vuelta cuando pensó en consignar el dinero en el juzgado. "Y me encuentro que el cajón está abierto", indicó. "Dicen que el miedo es como el dolor: cada uno siente el suyo. Yo he luchado contra ETA, contra el terrorismo organizado. Temí a las consecuencias. Yo sentí miedo, terror, pánico. Los guardias civiles también somos personas", aseveró.

"Era una zona de paso. Ahí entraba gente, salía gente. Desde un abogado a la señora de la limpieza", apuntó, sobre la oficina en la que estaba la cajonera donde, según su testimonio, dejó el dinero y alguien se lo llevó.

"Si de algo tengo culpa, es de haber cometido errores al haber omitido los hechos. Pero yo no me lo he llevado", insistió.