El 19 de octubre de 1613, el rey Fernando III firmó el decreto de expulsión de todos los moriscos del Valle de Ricote. Eran los últimos que habían quedado en la península tras ser excluidos en expulsiones anteriores. Desde que fueron desterrados, nadie había reconocido la injusticia que el tiempo ha reconocido, pues estos habían demostrado sobradamente su cristiandad, integración y fidelidad a la corona española.

En el año 2013, el Ayuntamiento de Ojós quiso restablecer el honor para aquellas gentes y, desde entonces, cada año, en vísperas de la efeméride, sus descendientes participan en un acto en el Jardín de los Expulsos, dedicado también a los ancestros de los actuales habitantes del valle. Este domingo, el alcalde, Pablo Melgarejo, presidió los actos en los que, especialmente, se recordó con el poema que Conchita Piñera leyó para homenajear a Gregoria Banegas Salinas, una descendiente directa de los últimos moriscos que falleció el pasado mes de mayo.