El concejal del PSOE, David Romera, alertó de que en el proyecto de regeneración urbana del Cabezo de Casas Blancas del barrio de San Cristóbal, ejecutado por la Comunidad a través del préstamo del Banco Europeo de Inversiones (BEI) para la reconstrucción de Lorca tras los seísmos de 2011, «se han olvidado de incluir la construcción en las calles de dicha barriada de imbornales y redes de evacuación de aguas pluviales que recojan las aguas que discurran por las mismas cuando se produzcan precipitaciones, especialmente en el caso de que sean de gran intensidad».

David Romera, que visitó las obras que se encuentran en la última fase de ejecución, señaló que «en ningún tramo de las calles que se están viendo afectadas por las obras de regeneración, se han construido imbornales ni redes de evacuación de aguas pluviales a pesar de la particularidad que presenta el Cabezo de Casas Blancas». Y añadió: «Su trama urbana está configurada mediante calles estrechas de trazado irregular con algunos anchurones y la elevada pendiente de las mismas en muchos sectores».

Preocupación entre los vecinos

Además, el edil apuntó que esta situación preocupa a muchos vecinos de la zona, que temen que las calles, cuando se produzcan lluvias de gran intensidad, «se conviertan en torrenteras por las que baje gran cantidad de agua y barro desde las zonas altas de la barriada sin control y a gran velocidad, inundando portales y garajes, y llegando las aguas hasta las calles más céntricas de San Cristóbal, en la parte baja y comercial».

Romera lamentó que «no se esté aprovechando la oportunidad histórica que supone la regeneración de estas zonas de Lorca para dotarla de una infraestructura tan importante como son las redes de evacuación de aguas pluviales».

El concejal socialista estimó que aún puede paliarse esta situación. Por ello, instó a la concejala de Obras y a la Administración regional a que en la redacción de los proyectos de regeneración urbana en el barrio de San Cristóbal y en los Barrios Altos de la ciudad «se tenga en cuenta la necesaria planificación de imbornales y redes de evacuación de aguas pluviales allí donde sea necesario, para evitar que las calles de la zona alta en época de lluvias intensas se conviertan en grandes torrenteras de agua y barro molestas y peligrosas para los viandantes, y se inunden viviendas y garajes».