Abren el grifo, pero no sale «ni una gota». Y así lleva ocurriendo desde el pasado 13 de agosto en la zona de La Parroquia y otros núcleos diseminados de la pedanía de La Tova. Salvadora Merlo, una de las afectadas por el corte, se quejaba de que «es un problema recurrente todos los veranos, por lo que surgió la idea de darle el control a Aguas de Lorca. Así se pagaba más, pero se suponía que había más garantías». Merlo considera que este problema «afecta a unas 30 personas en en la zona más habitada y a otras 20 dispersas» y cuenta que viven «a base de comprar garrafas de ocho litros y de ir a Lorca a la ducha». El Gobierno es consciente de la situación y explicó que estas zonas están conectadas al ramal de Aguas de Lorca y al de un manantial natural que está «muy perjudicado por la sequía», que es lo que hace que no llegue el agua de un modo regular. Por ello «se está intentando dar soluciones personales a cada familia y, a medio plazo, diseñar una conexión con la red habitual para evitar más cortes».