No hubo ningún cerdo en la charca y Ceutí se lo pasó en grande con el barro en la tradicionalmente conocida ´caza del marrano´. La diversión reinó en un festejo que prescindió este año de la presencia del puerco, una prohibición impuesta por la consejería de Agricultura, que adujo que es ilegal entregar animales vivos como parte de un premio en un concurso.

Si acaso, los únicos cerdos que se vieron fueron los globos hinchables que portaban algunos asistentes en las gradas, pobladas por más de un centenar de vecinos. Los participantes se enfrentaron a varias y divertidas pruebas en un circuito instalado en el foso, como lanzarse por un tobogán portando dos huevos duros en cada mano. ¿El resultado? Todos embarrados.

Y los ganadores obtuvieron su recompensa en carne de cerdo, preparada por una carnicería.