"Mateo... dos muertos... ambulancia..." fueron las palabras de auxilio que la mujer de Mateo Pérez 'el yegüero', de origen búlgaro y con poco dominio del español, dijo a los vecinos del barrio de La Cruz de Bullas, a las afueras de la localidad, minutos antes de las 22.30 de la noche del pasado martes. Con el pelo revuelto y muy alterada daba la voz de alarma del suceso que estaba ocurriendo en el número 18 de la calle San Francisco y que terminaba con la trágica muerte de este vecino de Bullas, ex guardia civil jubilado, que, momentos antes de la supuesta disputa, celebraba con familiares políticos haberse unido a la mujer con la que llevaba conviviendo seis años.

Todos los indicios apuntan a una posible riña familiar en esta celebración como la causa del suceso que se saldaba con dos personas, de 34 y 37 años de nacionalidad búlgara, heridas muy graves por herida de bala, por las que siguen ingresadas en la UCI del hospital comarcal del Noroeste, y un tercero, el autor, de los disparos, de 64 años y natural de Bullas, fallecido tras dispararse con su propia arma.

Al parecer, durante esta riña el ex agente sacó un arma, una escopeta de caza, y disparó contra los dos hombres, cada uno de los cuales recibió un disparo en el abdomen.

Cuando los efectivos de la Policía Local de Bullas llegaron al lugar, el autor de los disparos se suicidó con su misma arma, según han informado fuentes policiales, que añaden que el hombre apareció cuando los agentes preguntaron por el autor de los disparos. «Conforme dijo 'Yo', se pegó el tiro, no dio más opción, ya fue tarde», cuentan.

Al respecto, el sargento de la Policía Local de Bullas, Francisco Espín, aseguraba que Mateo era una persona tranquila y normal, «no era problemático, nunca antes habíamos tenido que intervenir en su vivienda». Tras lo que confirmó que en la vivienda se celebraba la inscripción en el Registro de Parejas de Hecho del fallecido y la mujer con la que convivía desde hacía seis años.

Los heridos, según aseguran los vecinos, estaban habitualmente en la vivienda y que eran mantenidos por el fallecido.

Algunos vecinos hacían 'corrillos' ayer interesándose por el suceso sin creer lo que le había pasado a Mateo, un vecino que llevaba años viviendo en esa zona y que siempre había sido afable y participativo con los vecinos. «No me creo que ya no esté», decía una mujer que comentaba que el mismo martes había coincidido con el y con su hermana cuando se dirigían a su casa. «Todo parecía normal, nadie podía sospechar lo que iba a pasar, aunque él afirmaba encontrarse sólo a pesar de estar rodeado de su pareja y familiares de ésta», comentaban.