La restauración de la excolegiata de San Patricio de Lorca, el segundo templo católico más importante de la Región, concluirá en diciembre de este año o en los primeros días de 2017 y con ella se dará prácticamente por cerrado el proceso de recuperación de monumentos dañados por los terremotos del año 2011.

El arquitecto director de los trabajos, Juan de Dios de la Hoz, recientemente galardonado con el Premio Europa Nostra 2016 a la conservación del patrimonio por su labor en la restauración de iglesias de Lorca tras los temblores, se ha mostrado «emocionado» por el resultado de la rehabilitación de este templo.

En una conversación con periodistas, De la Hoz ha desvelado que el equipo que dirige no puede ocultar su «contento» por el estado del edificio construido entre lo siglos XVI y XVIII, que ha catalogado como «el mejor de Lorca y uno de los mejores de la Región».

El presupuesto de los trabajos supera los tres millones de euros, lo que la convierte en el monumento de Lorca que más inversión ha precisado para su recuperación, en la que han trabajado más de 50 profesionales entre ingenieros, arquitectos, canteros o restauradores y más de un centenar de operarios de distintos oficios en los últimos cinco años.

Los andamios de las fachadas ya están casi retirados en su totalidad, y ahora se trabaja en la colocación del suelo de la excolegiata y en la instalación de la iluminación, mientras cuatro equipos de restauradores trabajan simultáneamente para devolver el esplendor a las pinturas murales que recorren todo el templo y que han sido descubiertas ahora, tras permanecer ocultas durante siglos. Se trata de 1.300 metros cuadrados de pinturas murales de gran valor, realizadas en el siglo XVI, y que quedaron ocultas bajo capas de cal usada como desinfectante en los períodos de epidemias, cuando el templo acogía cadáveres. Su recuperación tiene una «gran complejidad técnica», ha dicho el arquitecto, y podría ser la causa de un eventual retraso en la fecha inicialmente prevista para la reapertura del templo, que pretende ser el gran corolario de la recuperación del patrimonio de Lorca y que irá acompañada de fastos culturales en los que trabajan «al más alto nivel» el presidente de Murcia y el alcalde de la ciudad, según el concejal de Cultura, Agustín Llamas.

De la Hoz ha asegurado que la única parte que queda fuera del proceso de restauración será la recuperación de las campanas y del reloj de la torre campanario, que también ha sido consolidada y que será accesible al público, por unas escaleras de caracol, una vez que reabra el templo. La colegiata permanece clausurada desde el día de los seísmos, cuando el temblor hizo que los pináculos, las esculturas y las cornisas del exterior, se desplomaran y atravesaran las bóvedas y la techumbre, causando daños muy cuantiosos, aunque la solidez del edificio hizo que su estructura no sufriera graves desperfectos. La restauración ha permitido documentar una amplia variedad de elementos decorativos en los muros interiores del templo como esas pinturas murales, marcas de cantería, y el hallazgo de los restos arqueológicos de la primitiva iglesia de San Jorge, que fue demolida para la construcción de San Patricio, de la muralla y torreones de la ciudad que pasaban junto a ella y que también han sido hallados en el subsuelo del templo y de ocho criptas.

San Patricio es una iglesia renacentista, llamada a ser la catedral de Lorca, construida entre los años 1533 y 1780, una de las tres más importantes del mundo consagrada a la advocación de San Patricio, junto con las de Nueva York y Dublín. Se ordenó construir tras la victoria castellana en la batalla de Los Alporchones, librada el 17 de marzo de 1452, y se erigió con aspecto de catedral para demostrar el proceso de recuperación de la ciudad tras la reconquista cristiana. Las obras tardaron 250 años en ser concluidas y la portada principal, de influencia barroca, presenta uno de los imafrontes más importantes de la Región de Murcia.