Las banderas del consistorio seguían ayer ondeando a media asta, mientras en el lugar donde sucedieron los hechos, cerrado a cal y canto, la gente esquivaba la mirada para no recordar los momentos tan difíciles que se vivieron el sábado por la tarde. «Una verdadera desgracia, con esas criaturas», comentaba en el lugar uno de los vecinos que vio el accidente recordando que «la ambulancia llegó muy rápido y se la llevaron corriendo al centro de salud, jamás nos podíamos imaginar que esto pudiera terminar así», concluía entre sollozos.